La necesidad de la solidaridad en la familia

Aprendiendo a Vivir

10 noviembre 2022

Oskar Pérez Redondo

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La solidaridad debe ser una impronta en el seno de las familias para colaborar en la creación de una ciudadanía global que la promueva.

Ser “buenos cristianos y honrados ciudadanos” es parte del gran legado que nos dejó Don Bosco. Para hacerlo realidad, las familias debemos educar en valores a nuestros hijos e hijas. Y, sin duda alguna, la mejor forma de hacerlo es a través del ejemplo.

En la encíclica Fratelli Tutti, el papa Francisco nos invita a ser solidarios y nos ilumina sobre cómo hacerlo. La solidaridad consiste en “pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos, sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos, y en luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales”.

Un buen ejemplo de solidaridad debe

– Partir de la dignidad de las personas, de reconocerlas como hermanas de una misma comunidad, más allá del color de su piel, nacionalidad, religión o ideología.

– Interesarse por conocer las causas que están detrás de la violación de sus derechos y cuál es la responsabilidad de nuestros países en ella.

– Cuestionar nuestro actual modelo de desarrollo y nuestras pautas de consumo, que además de profundizar en la crisis climática afecta especialmente a las poblaciones más vulnerables.

– No ser obligado. Pagar impuestos es un imperativo legal con el que todas las personas debemos cumplir. No es un acto de solidaridad.

Familias salesianas, ejemplo vivo de solidaridad

– Tras la invasión de Ucrania por Rusia se ha donado más de 1 millón de euros que ha permitido la atención de la población refugiada ucraniana y de las propias víctimas en su país, además de sensibilizar a la población española.

– Son numerosas las personas benefactoras en España que están sensibilizadas y contribuyen con los proyectos de Misiones Salesianas en diferentes países del mundo a través de donativos y de legados.

– En el último año, más de 30 personas que previamente habían sido debidamente formadas han participado en experiencias solidarias en África y América Latina a través del Voluntariado Misionero Salesiano.

– Los propios salesianos son ejemplo de vida entregada a la solidaridad.

Debemos, por tanto, erigirnos en ejemplo de vida solidaria ante nuestros hijos e hijas, colaborando así en la creación de una ciudadanía global solidaria.

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