Más de 13,8 millones de personas han fallecido a causa del hambre y sus consecuencias desde que estalló la pandemia. El coronavirus, por su parte, se ha llevado la vida de cerca de cinco millones de personas. “No se trata de quitar importancia a la crisis sanitaria a la que aún nos enfrentamos, pero sí de ponerla en contexto y comenzar a hablar de la pandemia del hambre y la pobreza”, explica Ana Muñoz, portavoz de Misiones Salesianas.
Los efectos de la pandemia también se han dejado notar en el aumento de las desigualdades. Así, desde organismos internacionales, advierten que el 85% de la población mundial vive con menos de 26 euros al día. “No se trata de una pobreza extrema, pero no deja de ser pobreza”, dice Muñoz. Además, la pandemia hará que aumenten entre 100 y 160 millones de personas pobres en el mundo.
La pobreza y el hambre matan a 24.000 personas cada día.
“El coronavirus ha hecho que el mundo retroceda en casi 20 años muchos de los índices de desarrollo y de bienestar. Y por primera vez en muchos años, la pobreza vuelve aumentar”, señalan desde la organización. Los desafíos en la erradicación de la pobreza no han dejado de crecer: la violencia en Haití, el conflicto en Yemen, Siria o Sudán del Sur, conflictos olvidados como el de República Centroafricana, las plagas de langosta, las sequías y otros desastres naturales… “Lo cierto es que todo está interconectado y podemos decir que algunas formas de pobreza están también relacionadas con nuestros propios estilos de vida”, dice la portavoz.
Pero la pobreza no es un estado, la pobreza es una situación de la que se puede salir. Desde Misiones Salesianas, en el día contra la Erradicación de la Pobreza que se celebra el 17 de octubre, piden a la comunidad internacional que trabajen por unas estructuras más justas que ayuden a erradicar la pobreza y una vez más, reivindican el poder de la educación para cambiar el futuro de millones de personas. “Es algo que todos los días vemos que se hace realidad. Niños y niñas en situaciones de vulnerabilidad que se superan y con su esfuerzo, y el apoyo de los misioneros, consiguen una vida digna”, dice Muñoz. Más de 1,2 millones de niños, niñas y jóvenes reciben educación y formación en centros salesianos en 134 países.
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