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Yasury Romero
Este curso estamos haciendo en mi Colegio una reflexión profunda sobre el cuidado. Lo primero, ha sido imprescindible detenernos a pensar: ¿qué es el cuidado?, ¿qué implica cuidar?, ¿qué debo cuidar? Te invito a que te hagas estas preguntas tú también. Y como siempre, y para sorpresa de nadie, San Juan Bosco ya nos tenía unas palabras al respecto, las tres “S” salesianas: salud, sabiduría y santidad.
Esta triada nos invita a cuidar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu, un equilibrio tan sonado en las redes sociales los últimos años, pero que ya el Santo de la Juventud nos aconsejaba hace una centena de años atender y cultivar.
Como hombres y mujeres de fe nuestro cuerpo en ocasiones resulta el olvidado, el último. Reducimos la actividad física y la distención a una mañana de patio y se nos olvida que este es el vehículo con el que contamos para hacer todo el bien que anhelamos. ¿Qué hacer?: educarnos al respecto, poner en práctica aquello que nos sea posible y sobre todo vivir de forma consciente que nuestro ser físico es templo de Dios, así se camina de otra forma, con una dignidad distinta.
La idea de que nuestra mente es el lugar en el que pasamos la mayor parte de nuestra vida nos puede inspirar paz o terror, según cómo tengamos amueblada esta dimensión de nuestro ser. ¿Qué tal lo ves tú? ¿Con pasar una bayeta quitas el polvo de las ventanas de la sabiduría o necesitas una reforma a fondo gestionada por IKEA?
La “santidad” es una palabra de uso diario en nuestros ambientes salesianos, lo que es una gracia; quizás hay que velar para que pase de ser una palabra a ser una vivencia. Aquí cada uno tiene su ruta trazada y todos nos encontramos, como nos lo aconsejaba Domingo Savio, en la alegría ¿Mis días son alegres? ¿Cuido que mi alegría sea sincera?
¿Vivir en salud, sabiduría y santidad es posible? Quizás nos puede abrumar todos los consejos, recomendaciones e informaciones que nos llueven a diario, creo que, como hizo Don Bosco, con girar nuestra mirada al Maestro tenemos: contemplar al Jesús que camina con el pueblo, que lee, que expresa su sentir y que se retira a orar como prácticas de cuidado nos traza un itinerario aplicable en nuestro día a día. ¿Qué pasos te animas a dar en tus 3 “S”?
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