Inmaculada Pérez

Este año Marian nos envió un calendario para sugerirnos temas en los que podíamos basar nuestro artículo y me llamó la atención cuando el día 15 de julio se celebra desde el 2015 el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La juventud, esos que Don Bosco nos dejó como heredad y a los que entregó su vida implicando a su madre para cuidarlos hasta el final…. Bonito tema pensé.

Es cierto que nuestros jóvenes son todos unos expertos de la era digital, conocedores de las herramientas tecnológicas, redes sociales y cada vez más de la actual inteligencia artificial, la verdad que habilidades y conocimientos cada vez más demandados a la hora de conseguir un empleo, pero no son de esas habilidades de la que quiero hablar sino de la habilidades humanas, cada vez me emociono más, al ver la respuesta de los jóvenes ante cualquier emergencia o problema en los que hay que arrimar el hombro…. Disponibles, cercanos y trabajando sin escatimar esfuerzo, con una gran generosidad.

Jóvenes llenos de sentimiento, que son grandes samaritanos para ayudar a los demás, con una especial debilidad hacía los colectivos más vulnerables. Con mucha empatía para adaptarse y resolver conflictos. Y es que pienso que cuando entramos en una Casa Salesiana se nos tatúan valores para toda una vida.

Cuando somos jóvenes la vida nos parece muy grande, pero es verdad que el tiempo pasa muy rápido y es necesario aprovecharlo al máximo, soñar y vivir alegres. Necesitamos de la familia, amigos y grupos que nos ayuden a crecer. Y por supuesto necesitamos vivir para los demás. Cada día es una experiencia de aprendizaje, una nueva oportunidad para el crecimiento personal. Por eso desde aquí hago una invitación a seguir soñando y trabajar valores como la amistad, la libertad, la tolerancia, el agradecimiento, la responsabilidad, la honestidad, el respeto y la solidaridad. Estos valores, junto con otros como la justicia, la paciencia la humildad son fundamentales para construir una sociedad más justa y humana.

Y termino como decía Eduardo Galeano: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.