En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, desde Misiones Salesianas se alza la voz porque 152 millones de menores son víctimas de esta lacra.
¿Estudias o trabajas? Es una pregunta que nadie debería hacer a un menor. Ellos tienen su lugar: la escuela, el patio, el aula… En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, desde Misiones Salesianas recordamos que 152 millones de niños y niñas son víctimas del trabajo infantil, 73 millones, además, lo realizan en situaciones peligrosas para su integridad.
Los menores son una mano de obra barata y silenciosa. “Un niño alejado de su familia, al que maltratan… es un trabajador silencioso y obediente, porque no conoce sus derechos ni tampoco otra realidad”, explica Ana Muñoz, portavoz de Misiones Salesianas. Pero detrás de las cifras hay infancias que han dejado de serlo. “Niños y niñas que realizan trabajos que no les corresponde, que se convierten en adultos antes de tiempo”, añade Muñoz.
Los misioneros salesianos trabajan para que Anderson no tenga que levantarse a las seis de la mañana de lunes a domingo para ir al mercado a vender, para que Pyalo no tenga que lavar y hacer la comida en la casa en la que sirve, para que Noel no tenga que hacer ladrillos durante todo el día, para que Manuel no baje a la mina…
Las consecuencias para los menores obligados a trabajar son muchas. Las largas jornadas, los pesos que tienen que acarrear, las posturas en las que tienen que estar durante horas… producen malformaciones, enfermedades crónicas… pero también baja autoestima e, incluso, depresión.
Desde Misiones Salesianas se exige que la comunidad internacional ponga medidas para que los niños y niñas sean protegidos, se sientan seguros y puedan ejercer sus derechos. “Para nosotros el cambio comienza con un lápiz, una pizarra y un profesor. La educación es la base para que los menores no sean explotados, puedan transformar sus vidas y sean agentes de cambio y desarrollo”, explica la portavoz de la organización.
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