La educación de infantil se cimienta en la imitación de modelos y la coherencia entre lo que dicen y hacen los padres. Sin embargo, al expandirse el entorno, especialmente en reuniones familiares como las de Navidad, surgen múltiples modelos y criterios educativos dispares, lo que puede desorientar a los hijos y generar conflictos entre adultos.
Durante el año, niños y niñas ya se exponen a estilos distintos (“A Juan sí le dejan…”) pero estas fechas intensifican la situación al compartir tiempo con tíos, abuelos y primos. Si no se tiene un estilo educativo definido, las situaciones de los más jóvenes pueden escalar a conflictos entre los mayores.
Si la pareja está comprometida con una forma concreta y consistente de educar, es probable que sus intervenciones sorprendan a otros familiares por simple desconocimiento, marcando un contraste con estilos educativos diferentes o con la ausencia de un estilo claro en otros.
Mantener el respeto
Es crucial mantener el respeto por las opciones de los demás, pero estar preparados para gestionar las diferencias de criterios. Se suelen dar tres escenarios:
- Si los hijos están a cargo de otros familiares (A): Es necesario facilitar orientaciones generales a los cuidadores y a los hijos. Los aspectos menores (como irse a dormir más tarde) no suelen ser problemáticos, y a menudo los propios niños señalan a los adultos las diferencias con sus rutinas habituales.
- Si uno se queda a cargo de los primos o hijos de familiares (B): A falta de instrucciones específicas, se debe actuar con todos bajo el estilo educativo habitual de la propia familia, asumiendo que nos han delegado la función educativa además del cuidado.
- Cuando todos los adultos están presentes (C): Este es el escenario más propenso al conflicto. Se debe actuar modulando la intervención, según quién deba intervenir (A o B). Es fundamental evitar la discrepancia abierta frente a los niños o adolescentes y abordar el asunto entre adultos en privado. El objetivo no es ceder siempre, sino evitar situaciones tensas e improductivas.
Finalmente, es vital el trabajo “a posteriori” con los hijos, conversando sobre las discrepancias con otros modelos o estilos. Los niños perciben estas diferencias y se vuelven reivindicativos si observan estilos que consideran “beneficiosos” para ellos (como el “dejar hacer…”). También se debe reflexionar con ellos sobre estilos basados en el autoritarismo o castigos, ya que no están acostumbrados a esas dinámicas y es importante guiarlos en su comprensión.
Esperamos que estas instrucciones nos ayuden a que estas fiestas sean de verdad “Noches de paz, noches de amor”.




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