Estoy seguro de que más de una vez te has echado la mano al bolsillo o al bolso nada más cerrar la puerta de casa pensando que te habías dejado las llaves o la cartera. Y estoy más que seguro de que alguna vez has tenido la misma sensación con el teléfono móvil, incluso has notado que vibraba sin llevarlo encima. A la primera sensación se le denomina nomofobia, a la segunda síndrome de teléfono fantasma.
El problema de estas cuestiones es cuando se pasa de la mera sensación a un miedo irracional. En realidad, no debemos usar el término nomofobia de un modo incorrecto, ya que en realidad nomofobia se utiliza para describir el miedo o la ansiedad que algunas personas experimentan al estar fuera de contacto con su teléfono móvil o incluso sin acceso a Internet. Esto puede manifestarse en síntomas como sudoración, palpitaciones, irritabilidad y una sensación general de desconcierto y pérdida. Somos conscientes de que una buena parte de nuestra vida gira en torno al móvil y nos hemos acostumbrado a hacer una buena parte de las cosas del día a día con él, desde mirar la hora, usar el GPS hasta conectarnos con nuestro banco. Sin embargo, cada vez nos encontramos más casos en los que la dependencia tecnológica puede afectar negativamente la vida de una persona.
Dependencia
Los adultos solemos mostrarnos preocupados ante estas situaciones de dependencia de las que en gran medida pueden ser víctimas los adolescentes o jóvenes, pero lo cierto es que nadie está libre, incluidos los adultos. La nomofobia puede afectar a personas de todas las edades y no solo a los adolescentes. Por eso debemos ser muy responsables en el uso de la tecnología, o incluso más, ya que somos ejemplo para nuestros hijos o nietos.
Ante esto, muchos se preguntan qué es lo que podemos hacer, tanto para ayudar a otros como para evitarlo en nuestra propia vida. Os dejo algunos consejos:
- Establecer reglas claras. Marcarnos un tiempo de uso es fundamental. Hay aplicaciones que nos pueden ayudar a ello, como por ejemplo, decirle al teléfono que nos bloquee una aplicación a la hora de estar usándola. Establecer reglas claras sobre el uso del teléfono móvil puede ayudar a los adolescentes a comprender los límites y a desarrollar un uso más equilibrado de la tecnología.
- Fomentar la comunicación. Intentar reducir el uso de las aplicaciones de mensajería y volver a las llamadas de teléfono, sobre todo para las cosas importantes. Buscar momentos para hablar en casa dejando en silencio los teléfonos móviles.
- Evitar distracciones innecesarias. Más de una vez te habrá pasado que empiezas a usar el móvil para una cosa y saltas de aplicación en aplicación.
Fomentar actividades al aire libre y disfrutar. Consejo: no hace falta grabarlo todo.
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