Nos falta información

El Rincón de Mamá Margarita

16 abril 2025

Joana Monzó

Joana Monzó

Desde las entidades sociales se alude muchas veces a la empatía, esa capacidad para identificarnos con alguien y compartir sus sentimientos. Se pide empatizar con quienes migran y buscan acogida en nuestro país; se pide empatizar con la juventud que se enfrenta a la precariedad laboral y a un mercado inmobiliario inaccesible. Con quienes viven en la calle, con las personas que sufren adicciones; con los parados y paradas de larga duración; con personas que han estado privadas de libertad… En definitiva, con todas aquellas personas “descolocadas” que buscan su sitio, que se esfuerzan por encontrar un hueco en una sociedad que no empatiza con ellas y sus circunstancias. Porque subyace el prejuicio de “algo habrán hecho para estar ahí».

¿Somos poco empáticas? ¿Incapaces de ponernos en los zapatos de otra persona? Igual es que nos falta información.

Este argumento no es mío. Se lo tomo prestado a Biram, un joven de Gambia que fue “MENA” es decir: un niño que con 12 años dejó su familia, su ciudad, todo lo que él conocía, se subió a una barca, atravesó el Estrecho, llegó a un país desconocido, con un idioma desconocido, sin nadie conocido. Solo, y solo con las ganas de encontrar una vida mejor para él y para su familia.

Cuando a Biram, que pasó por el sistema de protección de menores y luego estuvo en un piso de emancipación de la Fundación FISAT, le preguntaron si había detectado racismo en España dijo que sí, pero matizó “ A mí eso no me duele porque el que hace racismo le falta entender algo, porque si tú entiendes bien no tienes que ser racista, tienes que ayudar, mejor dicho. Personalmente veo que les falta información”. Aquí Biram sí que hizo un gran ejercicio de empatizar con todas esas personas “ignorantes de información”.

Si la no empatía viene por la falta de información, pues es mucho mejor eso que no a causa de una psicopatía o un trastorno de conducta antisocial, ¿no crees? Ahora solo nos faltarían las ganas de saber. La capacidad de escuchar, la actitud de reflexionar y cuestionarse y quitarnos el miedo a cambiar de opinión. Porque el cambio de opinión no tiene por qué ser incoherencia, puede ser aprendizaje.

Esta semana, en el marco de la Pascua y el Ramadán, en la fundación FISAT se ha realizado una actividad abierta a todo el mundo que lleva por título “Conocer para querer”. Es un encuentro entre personas musulmanas, cristianas y no creyentes que se quieren escuchar y compartir cómo viven su religión o su espiritualidad. Es un diálogo intercultural, un espacio de encuentro en el que seguir creciendo como sociedad, basada en el respeto.

Hay muchas más cosas que nos unen que las que nos separan. Solo hay que tener ganas de conocer, de querer tener más información, como decía Biram.

Imagen: Encuentro “Conocer para querer” de la fundación FISAT.

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