Desde la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora se comunica que en la tarde del viernes 2 de mayo, en Barcelona, fallecía el querido hermano salesiano sacerdote don Pedro María Artuch Marco. Tenía 90 años de edad y había cumplido los 73 de salesiano y los 63 de sacerdote.
La misa funeral será en la capilla de la Comunidad Salesiana de Barcelona Martí-Codolar, mañana sábado 3 de mayo, a las 11.30h. A mediados de la próxima semana (día y hora por concretar), será el funeral en Huesca, en la Parroquia María Auxiliadora (Avda. Monreal, 14). El sábado o domingo se celebrará el funeral en su pueblo natal (Roncal) y allí serán depositadas sus cenizas, en el panteón familiar.
Pedro nació en Roncal (Navarra), el 23 de mayo de 1934. Hizo el noviciado en L´Arboç y allí profesó el 16 de agosto de 1951. La etapa de estudiante de filosofía y de tirocinio práctico la realizó en Girona (1951-52), Sant Vicenç dels Horts (1952-54) y Barcelona Horta (1954-57). Los estudios de teología los hizo en Barcelona Martí-Codolar (1957-61), donde fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1961, por Mn. Pintado.
Los lugares donde Pedro ha desarrollado su tarea pastoral han sido: Huesca (1961-67 y 2003-2025), Barcelona Rocafort (1967-70), Barcelona Horta (1970-84) y Mataró (1984-2003). Desde hace poco estaba en la enfermería M.D. de la Mercè de Barcelona Martí-Codolar.
Durante los casi veinte años de docencia en Mataró, Pedro fue muy respetado y querido por alumnos y claustro. Gran profesor de Filosofía, confidente de muchos alumnos a quienes escuchaba y atendía con cariño y respeto. Licenciado en Filosofía y Letras, intelectual, lector empedernido, crítico valiente y salesiano muy comunitario. Agradecido, delicado, conversador y siempre apegado a su familia y amado valle del Roncal. Además de profesor, Director… ejerció, sobre todo en Huesca, de capellán, párroco…
Agradecemos al Señor Resucitado por la vida de Pedro.
Descanse en paz.
Profesores, alumnos y padres, reconocían su excelente labor educativa, trato, cultura, sensibilidad, delicadeza, sabio criterio, cordialidad. En los años en que estuve con él, yo como director en el Colegio de Mataró, tuve en él un puntal excelente para dar prestigio y calidad a la enseñanza en los cursos de bachillerato y Cou. Su presencia, palabra, tacto educativo salesiano, bondad creaban un ambiente sereno, cordial, colaborador entre todo el equipo docente. Como hermano, encontré en él un apoyo total, fraterno ofreciendome con delicado tacto y sencillez su experiència y conocimientos para ayudar en la responsabilidad de dirigir un colegio y comunidad que el ya había desarrollado en su tiempo como director de una obra semejante, el colegio de Horta. En los encuentros comunitarios su palabra y buen criterio, su buen trato colaboraban a crear un clima favorable y de familiar convivencia. Con exquisita delicadeza siempre notificava sus ausencias como un signo de respeto y aprecio a la vida comunitaria. Un hermano, autèntico regalo del Señor que desearías no perder nunca su compañía.
Siempre hablaba de su pueblo, Roncal. Tenía una sonrisa inolvidable. Alto como una farola. Cálido como su luz. Y un sentido del humor que había que verlo. Transmitía su amor por la filosofía, que es lo mismo que decir que nos equipó a sus alumnos con pensamiento crítico; que nos regaló libertad de pensamiento; que nos inculcó fortaleza y valor.