Por una vida digna

El Rincón de Mamá Margarita

28 septiembre 2022

Por Covadonga Cid.

El pasado 25 de septiembre se celebró la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, con el objetivo de construir un futuro junto a todas estas personas que han tenido que abandonar sus países para vivir dignamente en otros lugares.

Cada vez es más habitual en las noticias hablar sobre migración y estamos más acostumbrados al término “refugiado”, sobre todo durante estos últimos meses al hablar de la guerra entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, son 88 millones de personas en el mundo las que abandonan sus hogares por conflictos abiertos en sus fronteras, como las de República Democrática del Congo, Afganistán, Siria o Sudán del Sur que, aunque no escuchemos hablar de ellas en los medios, también existen.

¿Qué podemos hacer nosotros? Muchos pueden pensar que es imposible hacer algo, que no somos nadie para poder parar todas estas guerras e injusticias. Construyamos justicia en nuestra vida cotidiana, con paciencia y sacrificio, trabajar día a día para luchar contra las desigualdades y discriminaciones del mundo que nos rodea, en el que estamos presentes habitualmente. En palabras del Papa Francisco, estamos llamados a renovar nuestro compromiso para la construcción de un futuro más acorde con el plan de Dios, de un mundo donde todos podamos vivir dignamente en paz.

Con motivo de esta jornada, Misiones Salesianas acogió un coloquio en su museo sobre nuevas narrativas en torno a la migración y al refugio, con cuatro testimonios desde diferentes ámbitos, en los que se pone de manifiesto el arte y la cultura para pensar en el cambio social, sensibilizar y dar espacio a la sociedad que queremos.

Quien me conoce sabe la relación que tengo con el mundo misionero y salesiano. En ocasiones escucho que no hay sensibilidad por la migración entre los jóvenes, pero difiere de lo que yo vivo y he vivido. Es importante que cada uno, en nuestro entorno, sensibilicemos a la población sobre este tema. Construyamos juntos una sociedad que se deje tocar el corazón por aquellas personas que buscan un futuro, que luchan por la dignidad de su persona y por sus derechos; para que en un futuro desaparezca la palabra “refugiado” y no haya personas que huyan de sus casas y puedan tener un futuro digno en sus países de origen, porque entre todos, podemos trabajar juntos para conseguirlo.

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