Portadores de Esperanza y Auxilio
Me disponía a escribir esta reflexión, el día 24 de septiembre, conmemoración mensual de María Auxiliadora y la festividad de la Virgen de la Merced, Patrona de las cárceles y los cautivos, para que podamos ser portadores de Esperanza y Auxilio
Desde hace años colaboro con los Trinitarios en la Prisión de Algeciras, y quiero compartir con vosotros un momento muy gratificante de los muchos que he vivido allí. Desde hace años en la festividad de los Reyes, llevábamos a los Magos con sus pajes y entregaban un detallito a los internos e internas que acudían a celebrar la eucaristía, eran unos 100, pero hace dos años el Director de entonces con lágrimas en los ojos me dijo: «un chico me ha dicho llorando que es el primer regalo que ha recibido en su vida» y acto seguido me dijo: Inma te lanzo como reto que el año próximo cada interno de este Centro tenga un regalo por insignificante que sea, lo de este chico me ha hecho pensar y todos tienen derecho a recibirlo independientemente de sus creencias.
Estoy segura de que el Director fue el mensajero de Dios, nos pusimos manos a la obra y durante el todo el año íbamos juntando el dinero para cuando llegará el momento, yo no quería otros Reyes. Pensamos qué comprar y después de mirar varias posibilidades, decidimos que el regalo fuese una braga para el cuello de forro polar, eso les venía bien. Adquirimos 1.100 unidades, que envolvimos en paquetes con mucho mimo e ilusión. Aparte el capellán, el Padre Sergio, pidió a las fábricas dulces navideños y se prepararon 1.100 bolsas para entregar junto al regalito.
Me cuesta encontrar las palabras para describir la experiencia, fue magnifico, era imposible reunirlos a todos y todas en el Teatro, por lo que junto a los Reyes y pajes fuimos por los módulos haciendo la entrega. ¡Cuánta emoción y agradecimiento aunados con la ilusión fuimos capaces de percibir! ¡Cuánto se puede dar con los pequeños detalles!, por insignificantes que nos parezca. Aquella noche de vuelta a casa muy cansada, me sentía más que nunca identificada con Don Bosco, aquella noche como Mama Margarita me sentía portadora de esperanza.
Nos encontramos a las puertas de un nuevo curso vamos a ofrecer todas las horas, para que, como levadura, sin miedos, ni falsas excusas, seamos capaces de fermentar la tierra. Señor sal a nuestro encuentro y que como María siempre estemos disponibles con nuestro SÍ.
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