Llevo mucho tiempo, como llevaréis vosotros, escuchando y leyendo cosas sobre el transhumanismo. Numerosos congresos de entidades civiles, así como de universidades y entidades de la Iglesia (Comillas, Dominicos, Agustinos, etc.) han ido creando un caldo de cultivo. La gota que ha colmado el vaso en este caso ha sido el artículo de mi amigo y compañero de estudios teológicos, el profesor de ética José Ramón Amor Pan, aparecido en Diálogo Filosófico 103 (2019) 27-41, titulado “El sueño de Gilgames hecho realidad: somos la última generación humana mortal”. En esta primera entrega me dedico a señalar lo genérico acerca de esta cuestión, los aspectos críticos vendrán en sucesivas entregas. Me basaré para ello en algunas de las críticas que vierte Amor Pan.Ç
¿Qué es el transhumanismo? Una página dedicada a reflexionar sobre el mismo dice que “el transhumanismo es una forma de pensar sobre el futuro que se basa en la premisa de que la especie humana en su forma actual no representa el final de nuestro desarrollo, sino una fase comparativamente temprana”.

Esta corriente de pensamiento se ha ido formando gradualmente en las últimas dos décadas. Se trata de una corriente filosófica, de la filosofía de la vida, que busca la continuación y la aceleración de la evolución de la vida inteligente más allá de su forma humana actual y sus limitaciones humanas a través de la ciencia y la tecnología, guiados por principios y valores que promueven la vida (Max More, 1990).

De una manera más científica podríamos decir que se trata del movimiento intelectual y cultural que afirma la posibilidad y la conveniencia de mejorar fundamentalmente la condición humana a través de la razón aplicada, especialmente mediante el desarrollo y la puesta a disposición de tecnologías ampliamente disponibles para eliminar el envejecimiento y mejorar considerablemente las capacidades humanas intelectuales, físicas y psicológicas. Incluye también el estudio de las ramificaciones, promesas y peligros potenciales de las tecnologías que nos permitirán superar las limitaciones humanas fundamentales, y el estudio relacionado de las cuestiones éticas involucradas en el desarrollo y uso de dichas tecnologías.

El transhumanismo puede verse como una extensión del humanismo, del cual se deriva parcialmente. Los humanistas creen que los humanos importamos, que los individuos importan. Puede que no seamos perfectos, pero podemos mejorar las cosas promoviendo el pensamiento racional, la libertad, la tolerancia, la democracia y la preocupación por nuestros semejantes. Los transhumanistas están de acuerdo con esto, pero también enfatizan lo que tenemos de potencial en que convertirnos. Así como utilizamos medios racionales para mejorar la condición humana y el mundo externo, también podemos usar esos medios para mejorarnos a nosotros mismos, el organismo humano. Al hacerlo, no estamos limitados a los métodos humanísticos tradicionales, como la educación y el desarrollo cultural. También podemos utilizar medios tecnológicos que eventualmente nos permitirán movernos más allá de lo que algunos consideran «humano».