Acabamos de terminar el mes de mayo, un mes tan importante en nuestras Casas, un mes de alegría, reencuentros y convivencias en torno a la Madre que Don Bosco nos dejo. Se acercan las vacaciones y con ellas los campamentos esos que unen a nuestros jóvenes, momentos que recordaran durante toda su vida, pensando en esto y en lo que leía el otros día que me llamo muchísimo la atención quiero hablar de la salesianidad. Es bonito y entrañable vivir la fe desde ese carisma.
Decía un artículo que la salesianidad, el patrimonio de valores espirituales dejados en herencia por Don Bosco es el prefijo de agregarle el sufijo dad a Salesiano, que importante es darse allí donde estés con calidad y bondad.
Por eso mi reflexión de hoy va encaminada a la alegría de darse, testimonio que nos dejo Don Bosco: “estad siempre alegres”, y es tan gratificante y proporciona tanta alegría interior darse a los demás.
La generosidad es la virtud que nos conduce a dar como estilo de vida y no sólo cosas materiales sino amor, cariño, compañía…. Involucra tiempo, atención, detalles, sentimientos… poner a disposición de los demás esos valores que cada uno tenemos.
Hablar de esto con los niños y jóvenes es invitarles a salir de si mismos y que vivan la felicidad del servicio y la disponibilidad, sentir la alegría de hacer felices a los demás, ayudarles a comprender que es importante preocuparse por los que tenemos al lado, que ellos entiendan que lo que hagan puede tener repercusiones positivas o negativas en los que nos rodean.
Y termino con un cuento que leí como clave para un mundo nuevo:
Un día, un hombre sabio y piadoso clamó al cielo por una respuesta. Encabezaba un grupo de misioneros que oraban por la paz del mundo, para lograr que las fronteras no existieran y que toda la gente viviera feliz.
La pregunta que hicieron fue: “¿Cuál es la clave Señor para que el mundo viva en armonía?” Entonces, los cielos se abrieron y después de un magnífico estruendo, la voz de Dios les respondió: “COMODIDAD”
Todos los misioneros, sorprendidos, se miraban entre sí extrañados de escuchar tal término de la propia voz de Dios.
El hombre sabio y piadoso, en nombre de todos, preguntó de nuevo: “¿Comodidad Señor?, ¿qué quieres decir con eso?”
Dios respondió: “La clave para un mundo pleno es esa: “Como di, dad”. Es decir, así como yo os di, dad vosotros a vuestro prójimo. Como di yo, sin límites, sin pensar en nada más que dar, así dad vosotros al mundo y se conseguirá la paz”.
Pensémoslo, hay en nuestro ambiente mucha necesidad de darnos unos a otros.
0 comentarios