Nuestra España Salesiana está preparando con ilusión la celebración de un nuevo Campobosco Nacional, tras no haber podido hacerlo por culpa de la pandemia del COVID-19. Este verano, con muchísima ilusión, cientos de jóvenes esperan poder peregrinar a los lugares donde nuestro padre y maestro de la juventud vivió, se desvivió y consagró su vida a Dios para el bien de la juventud. Sin ninguna duda, es un acontecimiento salesiano de primer orden y una oportunidad vocacional para plantearse seguir las huellas de este gigante de la caridad que es San Juan Bosco.
Para los que ya hemos tenido la suerte de vivir la experiencia, como es mi caso, sabemos lo importante que es acudir a ella con el corazón dispuesto al encuentro con Dios y la ilusión de un niño que descubre algo de lo que le han hablado desde siempre, pero que ahora contempla con sus despiertos ojos. Valdocco, I Becchi, Chieri, Castelnuovo, Mondonio, Morialdo… son tierra santa salesiana. Pero son tierra donde uno puede hacerse santo pues tenemos un verdadero ejemplo de seguimiento de Jesús que sigue siendo actualísimo.
La experiencia espiritual del Campobosco debe ser el empuje que a todos, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, salesianos consagrados y cooperadores… nos impulse a plantearnos con generosidad seguir diciendo sí a la vocación a la que Dios nos llama. A Don Bosco lo llamó y respondió. ¿Por qué hoy no iba a seguir llamando Dios en esta tierra santa salesiana a los que peregrinan a ella con el corazón dispuesto?
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