El Cardenal Cristóbal López Romero, nacido hace 71 años en Vélez-Rubio (Almería) pertenece a la orden salesiana y ocupa el cargo desde 2017 de Arzobispo de Rabat.
Diplomado en Magisterio, licenciado en Estudios Eclesiásticos, es también licenciado en Ciencias de la Información, su dedicación a los temas migratorios le ha convertido en ferviente defensor de los derechos de los migrantes y los pobres en Marruecos, crucial en la defensa de los derechos humanos y la dignidad de las personas.
Monseñor Romero sostiene que la experiencia de la Iglesia en Marruecos es una experiencia profética de convivencia pacífica, en un país donde los cristianos representan alrededor del 1% de la población y la mayoría son extranjeros. A pesar de que la Constitución del Reino garantiza el libre ejercicio del culto, permanece el reto de la fraternidad.
Su compromiso con las personas migrantes se manifestó de manera impactante durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) celebrada en agosto, cuando optó por no asistir como forma de protesta contra las políticas migratorias de la Unión Europea. Con una vida marcada por su vocación religiosa y su enfoque en la justicia social, el Cardenal López Romero se ha convertido en una figura prominente en la lucha por los derechos y la dignidad de los migrantes.
En declaraciones anteriores, el obispo había expresado su preocupación por la manera en que los países europeos estaban tratando a los migrantes y refugiados, alegando que los enfoques eran a menudo insensibles y se centraban más en la protección de las fronteras que en la humanidad de las personas que buscaban seguridad y oportunidades. Su ausencia en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) fue una forma de llevar este mensaje a la comunidad católica global y recordar la importancia de tratar a todos con dignidad y compasión.
Monseñor López Romero ha concedido una entrevista al El Periódico de Ceuta donde cuenta porque tomó la decisión de no acudir al lado del Papa Francisco a la Jornada Mundial de la Juventud que se celebró a primeros de agosto en Lisboa.
Monseñor, defina cuál es el mensaje de la Iglesia Católica en Marruecos
Es el mismo que, desde hace dos mil años, los cristianos proclaman en todas partes: Que Dios ama a la humanidad hasta el punto de haber querido hacerse uno de nosotros en la persona de Jesús, para proponernos construir el Reino de Dios, que es de paz, justicia, libertad, verdad, vida y, sobre todo, amor.
Pero la Iglesia de Marruecos tiene la particularidad de construir ese Reino en un ambiente islámico, no en oposición a los musulmanes, sino con los musulmanes y con todas las personas de buena voluntad. De ahí surge un mensaje específico que queremos aportar a la Iglesia universal y al mundo entero: “Es posible vivir en amistad y en fraternidad entre cristianos y musulmanes; no somos contrarios, ni adversarios ni muchos menos enemigos. Esto no es una idea: es una experiencia vivida en el día a día”. Este mensaje es particularmente importante y pertinente porque en el mundo hay personas, grupos e instituciones empeñadas en enfrentar al Islam con el cristianismo, lo cual nosotros deploramos.
Bravo!!!!.
Se echa de menos más intervenciones así.