Con el curso ya terminado, los profesores iniciamos nuestras largas y merecidas vacaciones de verano, un tiempo de playa, amigos, familia, viajes… Mi verano va a tener todo esto, pero también voy a vivir de una manera especial mi verano salesiano.
En el mes de octubre de 2023, decidí vivir mi siguiente verano de una manera un poco distinta, tal y como hice hace ya cinco años. Elegí realizar la formación de voluntariado misionero internacional que organiza la Inspectoría Santiago El Mayor a lo largo del curso para poder irme un mes de mis vacaciones de verano al país que hiciera falta.
Todo el que me conoce, sabe que el espíritu misionero corre por mis venas. Mi vocación se despertó gracias a mis padres, que han vivido sus propias experiencias en Senegal, Guatemala y Angola. Durante toda mi vida viví junto a mi hermano, muchos encuentros de Voluntariado con los salesianos, donde he conocido a mucha gente de corazón salesiano que ha dado su tiempo a los demás en diversos países en vías de desarrollo. Después de tantos años escuchando distintas experiencias y tras mis años de animadora en el centro juvenil de Estrecho (Madrid), me he dado cuenta de que Dios también me llama a ser misionera.
Realizar este voluntariado es una de las formas en las que yo vivo mi vocación como Salesiana Cooperadora. Hace cinco años pude vivir mi primera experiencia de voluntariado internacional en Camerún. En pocos días, el 19 de julio, me voy durante un mes al barrio de la Lixeira, en Luanda, la capital de Angola. Esta casa salesiana está situada en un barrio de la periferia, lo que fue el antiguo basurero de la ciudad (de ahí su nombre) y actualmente es uno de los barrios más pobres de la capital. Esta casa tiene un colegio con cinco mil alumnos, hay dos escuelas de primaria, una de secundaria, un centro de formación profesional, un centro de salud y tres centros de acogida para niños y adolescentes de la calle distribuidos en distintos puntos de la ciudad. Es en estas casas donde en principio llevaremos a cabo nuestra misión.
Este año, nuestra Inspectoría envía a 47 voluntarios a casas salesianas de 11 países, desde Uganda hasta México, pasando por Uruguay o Venezuela. No voy a realizar esta experiencia sola, me acompañan otras tres personas: Yaiza, animadora del centro juvenil de Parla y enfermera; Sara, profesora en los Salesianos de Logroño y Diego, educador social en los Salesianos de Valladolid. Allí, viviremos en una casa de voluntarios y compartiremos vida con una voluntaria uruguaya de larga estancia y con una gran comunidad de Salesianos.
Doy gracias a Don Bosco, María Auxiliadora y a todas las personas que me han acompañado en este camino, que intentan comprender y valoran esta opción de vida, una elección que para mí significa dar respuesta a una llamada, acompañar a los jóvenes y ser testigo de la realidad que viven los jóvenes en el mundo.
Hace un año, se emitió en Antena3Noticias un vídeo de los voluntarios que se fueron el verano pasado con Misiones Salesianas, dando visibilidad a otro tipo de verano, dando parte de su tiempo a los jóvenes en distintas partes del mundo.
0 comentarios