Este verano supone para los salesianos cooperadores de España y Portugal el cambio del trienio 2022-25 al 2025-28, donde presentamos, con esperanza, una nueva propuesta de animación: “Os quiero felices”.
Don Bosco, en su carta de Roma, indicaba a sus salesianos y jóvenes que los quería felices. Esta frase, sencilla pero poderosa, encapsula su deseo de ver a los jóvenes vivir una vida plena y feliz, enraizada en el encuentro con Jesús del Evangelio. Para Don Bosco, no hay verdadera felicidad sin una vida vivida con propósito, amor y fe. Y esa vivencia de la vida es siempre esperanza para la gente que nos rodea.
La alegría y la esperanza son el motor de cambio que nos impulsa como familia salesiana. En este año jubilar 2025, esta esperanza se renueva y se fortalece, recordando que cada desafío es una oportunidad para crecer y mejorar. La familia salesiana apuesta por la esperanza en cada uno de sus proyectos educativos, sociales y pastorales, buscando siempre el bienestar integral de los jóvenes, esto es, su felicidad plena.
La esperanza, desde la perspectiva salesiana, no es una espera pasiva, sino una acción constante y decidida. Es la fuerza que mueve a los educadores, animadores y miembros de la familia salesiana a trabajar incansablemente por un mundo mejor, donde los jóvenes puedan encontrar su lugar y desarrollar sus talentos. En este sentido, la esperanza se convierte en una herramienta poderosa para transformar la realidad y construir un futuro más justo y solidario.
Don Bosco entendía que la verdadera felicidad de los jóvenes se encuentra en el encuentro con Jesús del Evangelio. Este encuentro no es solo una experiencia espiritual, sino una vivencia que transforma la vida cotidiana. La familia salesiana, siguiendo el ejemplo de su fundador, busca crear espacios donde los jóvenes puedan descubrir y experimentar el amor de Jesús.
El verano que iniciamos es una oportunidad para mirar hacia el futuro con esperanza, reflejándose en cada acción, cada proyecto y cada encuentro, incluso en nuestras vacaciones y periodos menos activos, recordando siempre que en nuestro encuentro diario con el Señor se halla la verdadera felicidad. Os deseo una feliz verano.
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