Los efectos del Covid19 han sido devastadores para España con los cerca de 40.000 muertos y con unas características muy especiales de estas pérdidas, una de las más importantes, la imposibilidad de poder hacer la despedida de las personas queridas, por el confinamiento al que estábamos sometidos. Gran tristeza, impotencia y sentimientos de culpa acosan a muchas personas por no haber podido estar presentes en el final de sus personas queridas, con el modo que han tenido su seres queridos de morir, o con el hecho de no haber podido tener acceso a la información, mezclado con rabia y enfado con el sistema y sus normas que lo han impedido. Aunque la razón vea cierta lógica, el corazón y los sentimientos no lo aceptan y se rebelan. Despedirse de las personas queridas y hacer el duelo son dos momentos importantes para la buena salud emocional de las personas. Esto nos ha dejado claro algo que quizá no éramos muy conscientes, la importancia de los rituales colectivos, el aspecto social. Los funerales han cobrado una especial significación.
Kübler-Ross, una gran experta en esta materia, habla de cinco etapas por las que suele pasar la persona para elaborar el duelo y que nos puede ayudar a entender mejor a quien que se encuentra en esa situación tan dolorosa.
Etapa de la negación. “No puede ser cierto”. El hecho de negar la realidad de que alguien ya no está con nosotros porque ha muerto, permite amortiguar el golpe y aplazar parte del dolor que nos produce esa noticia.
En la etapa de la ira, “¿por qué?”, aparece una fuerte sensación de enfado que se proyecta en todas las direcciones, al no poder encontrarse ni una solución, ni alguien a quien se le pueda responsabilizar completamente por la muerte.
La etapa de la negociación. En esta etapa se intenta crear una ficción que permita ver la muerte como una posibilidad controlable.
En la etapa de la depresión aparece una fuerte tristeza que no se puede mitigar mediante excusas ni mediante la imaginación, y que nos lleva a entrar en una crisis existencial ante la falta de incentivos para seguir viviendo en una realidad en la que el ser querido no está. “No puedo vivir sin él”.
Etapa de la aceptación. Es en el momento en el que se acepta la muerte del ser querido, cuando se aprende a seguir viviendo en un mundo en el que ya no está, y se acepta que ese sentimiento de superación está bien. Se hace la despedida agradecida del desparecido, reconociendo el valor que esa persona ha dado a la vida de los que se quedan. La persona doliente adapta su visión a la realidad y comienza una nueva vida. Pueden no darse todas las etapas, ni en ese orden, pero yo creo que es una buena hoja de ruta para recorrer sanamente el camino del duelo. Para el creyente la fe es el mejor camino.
Para poder aceptar la despedida de un ser querido, solamente lo puedo contemplar desde la fe
Vivi varias situaciones dolorosa de esta índole,ka de mi madre,la mas difícil de aceptar…..solo la fe hizo posible que mi duelo no me derrotase…. tenia yo 19 años …….