El equipo de orientación de Salesianos SSM, educadores de la Federación Pinardi y de Misiones Salesianas han sido, junto con otros ponentes, los encargados de llevar a buen término esta tradicional jornada de Escuelas Católicas.

Los orientadores escolares preparándose en inclusión

El colegio Inmaculada de Marillac en Madrid fue la sede del encuentro. El objetivo era abordar las necesidades y actuaciones que el alumnado inmigrante requiere para favorecer su correcta inclusión a nivel académico, social y cultural.

El Departamento de Innovación Pedagógica de Escuelas Católicas afirmaba en la convocatoria: «Queremos que nuestras aulas sean un espacio seguro y comprometido donde cualquier persona pueda sentirse valorada y partícipe de lo que ocurre en el aula».

Para esto se han compartido conocimientos actualizados y estrategias innovadoras que contribuyen a construir un entorno inclusivo en el que todos los alumnos tengan cabida y en el que encuentren los apoyos para superar los retos a los que tienen que hacer frente.

Durante la mañana se impartieron tres ponencias, con un debate posterior entre los asistentes, y por la tarde los participantes han trabajado en tres talleres.

Las ponencias fueron: «Escuelas que acogen desde la esencia», con David de Frutos, Director de Colegio Vedruna Carabanchel. «Aquí cabemos todos. Intervención y estrategias para la acogida del alumnado inmigrante», con Irune López, Coordinadora de Orientación Educativa de Inspectoría Salesiana Santiago el Mayor y «Abordar la diversidad en un aula intercultural», con Carlos García Junco. Maestro, logopeda y psicólogo, docente en el Colegio la Inmaculada Oviedo y profesor de la UNIR y UOC. Entrenador del Real Oviedo Genuine.

«Aquí cabemos todos» la experiencia en Salesianos

Irune López explica que para preparar su intervención consultó y recogió datos con todas las compañeras de los colegios de Salesianos Santiago el Mayor «para centrarme en entender la realidad de los alumnos y alumnas que llegan a nuestros colegios de otros países, porque el tratamiento de su situación es diferente que el tratamiento de otros alumnos que están contemplados en la atención a la diversidad».

Descubre, en su análisis de los centros de Salesianos, que se trabaja en la acogida pensando que personas que se trasladan de un país a otro y tienen que hacer su proceso de adaptación. «Son niños y niñas o jóvenes que están creciendo, pero tienen que, de repente, crecer en otra sociedad y cultura diferente a la suya. Por eso creemos que mucho más importante esa acogida que todas las medidas académicas, sobre todo cuando se incorporan», completa López.

Se trabaja en dedicarles tiempo para hablar con ellos, para conocerlos y luego ver sus necesidades y el apoyo que desde el Centro se le puede dar. Buscando trabajar para hacer importante está escuela inclusiva en los claustros, en todas las comunidades educativa. Para que cada educador piense qué barreras se pueden estar creando de manera inconsciente en la acogida de estos nuevos alumnos y alumnas.

En talleres haciendo prácticas

Los tres temas tratados en los talleres de la tarde fueron «Prevención del discurso de odio e inclusión», con Paloma Montero, responsable de Educación para el Desarrollo de Jóvenes y Desarrollo (Misiones Salesianas). «Herramientas para la inclusión del alumnado inmigrante» con Carlos García Junco. Y «La intervención y relación con familias inmigrantes», con Irune López, Yasmina García, orientadora de Infantil y Primaria de Los Boscos de Logroño y Begoña Redondo, coordinadora del proyecto Socioeducativo de Pan Bendito de Pinardi en Madrid.

Acogida y atención a las familias migrantes

En el taller animado por el equipo de Salesianos Santiago el Mayor plantearon una dinámica participativa y activa que consistió en construir una casa con materiales de desecho muy poco tiempo. El objetivo era intentar que los orientadores se situarán anímicamente en la situación de una familia migrante. Sobre todo, cuando llega y encuentra trabas y dificultades que resolver en poco tiempo.

A partir de la construcción de la casa se trabajó en la realización de un mapa de empatía, un instrumento que se suele utilizar para ponernos en el lugar de determinadas personas o colectivos en este caso las familias migrantes. «Fue interesante pensar qué es lo que ven, lo que oyen, lo que les hace pensar y sentir…ver cómo ellos actúan, entender sus fortalezas y valorar sus necesidades. Salió muy rico», cuentan las protagonistas.

Cerraron el trabajo con una lluvia de ideas sobre qué actividades concretas se pueden hacer en diferentes niveles hacia la sociedad, en los centros, con las familias y por último cómo se puede trabajar con el equipo de educadores para poder llevar adelante la atención atención a las familias migrantes desde su diversidad.