F-a-m-i-l-y
Caminando por la calle, tropecé con un señor desconocido en una esquina y todo porque ambos íbamos absortos con el móvil. Una servidora le pidió mil disculpas, “perdón, perdón, no le había visto”. Ya en casa, en el largo y estrecho pasillo, tropecé con mi hijo y le...