DÍA 16 – Lavanda
CON FLORES A MARÍA
También originaria de nuestras latitudes, se ha utilizado desde la antigüedad, por su aroma y sus propiedades relajantes y curativas. Su fragancia se ha asociado con la pureza, la calma y la protección, y su aceite es valorado por sus efectos sanadores.
Sus florecillas hablan de esperanza, de sanación y de paz y su color violeta destacado en medio de los campos, relaja la mirada y es un regalo de serenidad y de invitación al descanso.
Como bálsamo para el alma, nos enseña que la verdadera curación viene del amor y de la presencia de Dios en nuestro día a día, en algún modo, como María quien, con su presencia, nos sana, nos llena de paz, nos fortalece con su ejemplo en momentos de dolor y dificultad y abre nuestra mirada al encuentro de la paz en Cristo.
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