DÍA 20 – Rosa de Jericó
CON FLORES A MARÍA
Una planta del desierto que parece seca y muerta pero que, al recibir agua, revive con esplendor. Todo un símbolo de resurrección, de esperanza y de renovación que, a los creyentes, nos evoca la realidad de nuestro Bautismo por el que entramos a la nueva vida en Cristo y en la Iglesia.
La presencia de María en el evangelio, rezando y esperando con los apóstoles la llegada del Espíritu Santo, su presencia en el primer Pentecostés de la Iglesia, fortalece a los discípulos y, hoy, a cada uno de nosotros para llevar el mensaje de Cristo al mundo con nuestro testimonio y estilo de vida.
Su auxilio renueva la fe de los creyentes que, en muchos casos de debilidad y de sequía en la vida diaria, vuelve a florecer, como nueva oportunidad de renacer a la vida en su amor.