El albergue salesiano de Allariz se vuelca en la acogida de un grupo de refugiados de Mali

21 octubre 2024

Mateo González Alonso

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El albergue salesiano de Allariz se vuelca en la acogida de un grupo de refugiados de Mali

En plena emergencia migratoria, las comunidades autónomas están colaborando en la acogida de quienes buscan una nueva oportunidad.

Tras un intenso año en el que las casas salesianas han explorado cómo seguir haciendo realidad el sueño de los nueve años de Don Bosco, el albergue de Allariz ha convertido por unos meses su ‘Casa Margarida’ en un trampolín para que un grupo de refugiados de Mali puedan tener las condiciones para que sus sueños puedan comenzar a cumplirse.

Hace apenas unas semanas este grupo de hombres de diferentes edades, aunque mayoritariamente jóvenes, llegaron cansados, aunque contentos, a Allariz tutelados por Provivienda. Algunos llevan en España desde 2023 y hacen casi de guías hacia lo desconocido de quienes acaban de llegar y apenas conocen el idioma. Poco a poco se han ido ubicando y haciendo de la casa su hogar para unos meses antes de que cada uno camine hacia la vida soñada para él y los suyos.

Cuando pasaron ya la primera semana la “sensación es muy buena”, confiesan desde el albergue. Hay muy buena disposición por parte de los refugiados y especialmente los que se defienden mejor con el idioma ayudan mucho a quienes se sienten perdidos aún. De hecho, por la mañana tienen clase español y hacen ejercicios y actividades para que puedan practicar entre ellos la conversación. También crean ambiente de vida: hacen deporte en el patio del albergue, ponen música con el altavoz, algunos salen a pasear… actividades cotidianas que parecen impensables en quienes apenas unos meses atrás han huido de un país fallido desde el último golpe de estado vivido por Mali en 2021.

El personal del albergue se ha volcado en la acogida salesiana y el personal de cocina se ha adaptado muy bien ajustando los menús a sus gustos y condiciones alimentarias, aunque, señalan desde el albergue, “en general comen bien y mucho”. También se ha adaptado la antigua capilla de la comunidad para que puedan tener un sitio en el que rezar ya que son muchos los que lo hacen varias veces al día. Por todo ello, se ven que los acogidos están “muy agradecidos” como ocurre con el equipo de trabajadores que les acompaña –alguno de ellos bien conocedor de la Familia Salesiana–.

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