25 de agosto, recuerdo de la beata S. María Troncatti

25 agosto 2025

Salesianos Comunicación

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Recordamos a la beata S. María Troncatti, salesiana que será canonizada el próximo 19 de octubre por el Papa. Su vida entregada resuena hoy como la 'Madre, Misionera, Artesana de Paz y Reconciliación’, lema de la canonización. Modelo de vida para toda la familia salesiana.

María Troncatti nació en Corteno Golgi (Brescia) el 16 de febrero de 1883. Asidua a la catequesis parroquial y a los sacramentos, la adolescente María maduró un profundo sentido cristiano que la abrió a la vocación religiosa. En Corteno llegaba el Boletín Salesiano y María pensó en la vocación religiosa. Sin embargo, por obediencia a su padre y al párroco, esperó a ser mayor de edad antes de pedir su admisión al Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Emitió la primera profesión en 1908, en Niza Monferrato. Durante la Primera Guerra Mundial (1915-1918) la hermana María siguió en Varazze y realizó cursos de asistencia sanitaria, trabajando como enfermera de la Cruz Roja en el hospital militar.

Durante una inundación en la que estuvo a punto de morir ahogada, María prometió a la Virgen que, si la salvaba, se iría a las misiones. La Madre General, Catalina Daghero, la destinó en 1922 a las misiones de Ecuador. Permaneció tres años en Chunchi. Acompañadas por el obispo misionero monseñor Comin y un pequeño grupo, la hermana María y otras dos hermanas se adentraron en la selva amazónica. Su campo de misión fue la tierra de los indios Shuar, en la parte suroriental de Ecuador. Se establecieron en Macas, un pueblo de colonos rodeado por las viviendas colectivas de los Shuar.

Madre, Misionera, Artesana de Paz y Reconciliación

Desarrolló con sus hermanas un arduo trabajo de evangelización en medio de todo tipo de riesgos, incluidos los causados por los animales de la selva y las trampas de los ríos turbulentos. Macas, Sevilla Don Bosco, Sucúa son algunos de los “milagros” que aún florecen como fruto de la acción de la hermana María Troncatti: enfermera, cirujana y ortopedista, dentista y anestesista… Pero, sobre todo, catequista y evangelizadora, rica en maravillosos recursos de fe, paciencia y amor fraterno. Su obra para la promoción de la mujer shuar floreció en cientos de nuevas familias cristianas, formadas por primera vez por la libre elección de los jóvenes esposos.

Fue apodada “la médica de la selva”, luchó por la promoción humana, especialmente de la mujer. Es la “madrecita”, siempre atenta al cuidado no solo de los enfermos, sino de todos los que necesitan ayuda y esperanza. Desde el simple y humilde consultorio llegó a fundar un verdadero hospital y ella misma formaba a las enfermeras. Con materna paciencia escuchaba, fomentaba la comunión entre la gente y educaba al perdón tanto a indígenas como a colonos. “Una mirada al Crucifijo me da vida y coraje para trabajar”, esta es la certeza de fe que sostenía su vida. En cada actividad, sacrificio o peligro, se sentía sostenida por la presencia maternal de María Auxiliadora.

El 25 de agosto de 1969, en Sucúa (Ecuador), el pequeño avión que transportaba a la ciudad a la hermana María Troncatti se estrelló pocos minutos después del despegue, en el límite de esa selva que fue durante casi medio siglo su “patria del corazón”, el espacio de su incansable donación entre los Shuar. La hermana María vivió su último despegue: ¡el que la lleva al paraíso! Tenía ochenta y seis años, todos dedicados a un don de amor. Había ofrecido su vida por la reconciliación entre los colonos y los Shuar. Escribía: “¡Estoy cada día más feliz con mi vocación religiosa misionera!”.
Fue declarada venerable el 12 de noviembre de 2008 y beatificada bajo el pontificado de Benedicto XVI en Macas (Vicariato Apostólico de Méndez – Ecuador) el 24 de noviembre de 2012.

Una rica santidad salesiana

Con su canonización, el próximo 19 de octubre, la Familia Salesiana tendrá en su lista a una nueva santa. Se unirá a Juan Bosco, María Mazzarello, los mártires Luis Versiglia y Calixto Caravario, Domingo Savio, Artémides Zatti… José Cafasso, Leonaldo Murialdo, Luis Guanella y Luis Orione.

Desde los inicios de la Congregación Salesiana y de los distintos grupos de la Familia Salesiana, son ya casi 120 miembros los que han sido declarados siervos de Dios, venerables, beatos o santos, lo que demuestra una rica y fecunda lista, que no deja de crecer.

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