No son pocas las ventanas de los altos pisos color pastel y marrón de las que cuelgan balconeras blancas impolutas en las que el verde dibuja la cara de la Esperanza de Triana. Acompaña a ese perfil tan identificativo un texto en el que se puede leer La Misión de la Esperanza. El autobús de la línea 32 rompe momentáneamente la calma que una calurosa tarde de septiembre inunda la calle José Sebastián y Bandarán. El que fuera canónigo de la Santa Iglesia Catedral recibe sepultura en la Capilla de los Marineros, a los pies de la Dolorosa trianera.
Justo enfrente de esos altos bloques de pisos se encuentra la parroquia de Jesús Obrero, uno de los centros misionales que visitará la Esperanza de Triana en el próximo mes de octubre. Más que una parroquia o un centro juvenil, la casa regida por los Salesianos ya se ha convertido en una realidad intrínseca al propio barrio por su gran labor social y caritativa que llevan a cabo. En este recinto reside la hermandad más joven de Sevilla, que se estrenó el pasado Viernes de Dolores con un extenso cortejo de nazarenos: la de Bendición y Esperanza. “Estamos muy contentos y nos sentimos muy orgullosos de ser la hermandad de nuestro barrio; hemos nacido aquí y aquí queremos estar”; comenta Ángel Hartmann, su hermano mayor.
En Jesús Obrero las tardes de los lunes y martes son tranquilas, una calma que se rompe a partir de los miércoles gracias a la labor tan salesiana como es la del centro juvenil. Música, futbolines, juegos populares y barra a precios módicos son el mejor instrumento de los salesianos para luchar contra los estigmas y prejuicios que arrastra el barrio. La visita de la Esperanza de Triana ha alterado, en el buen sentido de la palabra, la vida de los feligreses que allí la frecuentan. Sergio Codera, carismático sacerdote, párroco y director de la casa salesiana está feliz e ilusionado, algo que irremediablemente se le nota en la mirada. “Si el domingo pasado la iglesia estaba a rebosar, este próximo en el que hemos anunciado que se repartirán más balconeras de la Virgen, no me quiero imaginar la de gente que puede venir a misa”, comenta feliz.
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