En Petare, en el estado Miranda, vivir la infancia no siempre significa jugar, aprender o sentirse protegido. En este territorio, uno de los asentamientos populares más densamente poblados de América Latina, la pobreza estructural, la inseguridad alimentaria y la exclusión social afectan de forma especialmente dura a niños, niñas y adolescentes.
En este contexto, Bosco Global ha desarrollado por primera vez un proyecto de cooperación internacional en Venezuela, con el nombre “Garantizando los derechos de la infancia y adolescencia en Petare, Venezuela”, con la financiación de la FECAM (Federación Canaria de Municipios). Una apuesta que amplía el compromiso de la entidad con la justicia social y la defensa de los derechos de niños, niñas y jóvenes en América Latina, conectando la solidaridad municipal canaria con realidades del Sur global.
Este primer proyecto en el país se desarrolla junto a la Red de Casas Don Bosco, una presencia salesiana con más de un siglo de historia en Venezuela, y se enmarca en una visión compartida: acompañar a la infancia desde la educación, la protección y la corresponsabilidad comunitaria.
Un hogar que cuida hoy para construir futuro
La Casa Hogar Domingo Savio acompaña actualmente a 13 niños, niñas y adolescentes en régimen residencial, y a 25 jóvenes en modalidad de patio abierto, procedentes de comunidades cercanas. Todos ellos, entre los 7 y 17 años, viven situaciones de abandono, violencia, pobreza extrema o ruptura familiar.
La Casa Hogar no es un destino final, sino un espacio de tránsito y fortalecimiento, que prepara procesos de reintegro familiar seguros y responsables, reforzando capacidades personales y vínculos afectivos.
Inspirada en el Sistema Preventivo de Don Bosco, la intervención construye un ambiente de familia que es Casa que protege, Escuela que educa y Patio donde crecer en comunidad.
Alimentación, educación y cuidado emocional
En un país donde la inseguridad alimentaria afecta de forma severa a la infancia, el proyecto garantiza alimentación diaria, equilibra y nutritiva, contribuyendo a la salud y al aprendizaje.
De manera complementaria, el equipo psicosocial trabaja el manejo emocional, la autoestima y la identidad personal, mientras que el área pedagógica asegura la continuidad escolar y la nivelación académica, previniendo el abandono educativo.
Cada niño y niña es acompañado de forma individualizada, reconociéndolo como protagonista de su propio proceso de crecimiento.
Acompañar a las familias, fortalecer la comunidad
El proyecto incluye también sesiones de sensibilización con familias y personas adultas de referencia, reforzando la corresponsabilidad parental y el compromiso con los procesos de reinserción familiar.
Porque proteger la infancia implica también reconstruir redes comunitarias, fortalecer a las familias y generar entornos más seguros y protectores.
Un primer paso en Venezuela
Este proyecto marca un hito para Bosco Global, al convertirse en su primera acción de cooperación internacional en Venezuela, posible gracias al apoyo de la FECAM, que refuerza el papel de los municipios canarios como actores comprometidos con la cooperación y la justicia global.
Con este primer paso en el país, Bosco Global reafirma su apuesta por una cooperación basada en derechos, dignidad y protagonismo juvenil, convencida de que invertir en la infancia es sembrar futuro para toda la comunidad.











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