Esta realidad, observó, se hace eco de la experiencia y de la misión de Don Bosco, que acogió el clamor de los jóvenes, salió a su encuentro allí donde se encontraban y caminó con ellos para ofrecerles oportunidades reales de un futuro mejor.
El Rector Mayor subrayó que el amor de Dios revelado en Navidad no es solo un don para recibir, sino para compartir con responsabilidad. Como herederos del carisma salesiano, los salesianos y los miembros de la Familia Salesiana están invitados a escuchar atentamente los clamores de los jóvenes y a responder a las crecientes formas de pobreza que afligen al mundo de hoy.











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