Antes de regresar de su viaje apostólico por tierras chilenas y peruanas, el papa Francisco dirigió unas palabras a los jóvenes congregados en la Plaza Mayor de la ciudad limeña, en el balcón del Palacio arzobispal.
El Papa centró su mensaje en explicar que Jesús quiere al joven como es, ya que Jesús quiso a sus amigos con sus defectos y virtudes, con ganas de corregirlos en lo desfavorable, pero queriéndolos igualmente.
Relacionado con lo anterior, Francisco dijo: “Sé que es bonito ver las fotos arregladas digitalmente, pero eso solo sirve para las fotos, no podemos hacerle ‘photoshop’ a los demás, a la realidad, ni a nosotros”. “El corazón no se puede ‘photoshopear’” ni maquillar. En ello se juega el amor verdadero, en donde reside la felicidad.
“Cuando Jesús nos mira, no piensa en lo perfecto sino en todo el amor que tenemos en el corazón para brindar y para seguirlo a Él, para Él eso es lo importante, eso es lo más grande. ¿Cuánto amor tengo yo en mi corazón?”.
Les animó a confiar ciegamente en Jesucristo, como Él lo hizo con tantos y tantos santos de tierras sudamericanas. Francisco les instó a coger la Biblia cuando afronten problemas difíciles en la vida por pensar cómo son exteriormente. “Tomen la Biblia y lean ahí los amigos que Jesús eligió, que Dios eligió: Moisés era tartamudo; Abraham, un anciano; Jeremías era muy joven; Zaqueo, bajito; los discípulos, cuando Jesús les decía que tenían que rezar, se dormían; la Magdalena, una pecadora pública; Pablo, un perseguidor de cristianos; y Pedro, lo negó. Después lo hizo Papa, pero lo negó… y así podríamos seguir esta lista”.
Al final de este breve encuentro con los jóvenes, el Santo Padre les mandó fuerza para no decaer y les animó a ir hacia adelante, “todos juntos, la vida vale la pena vivirla con la frente alta”. Y les impartió la bendición.
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