Entre los invitados a la sesión informativa diaria para los periodistas que siguen le desarrollo del Sínodo sobre los jóvenes, se encontraba hoy el Rector Mayor de los Salesianos, Ángel Fernández Artime. El clima de la asamblea, las solicitudes de los jóvenes, las expectativas sobre el documento final y los lugares para dar respuestas a las infinidades de cuestionamientos… Son algunos de los temas tratados en su intervención.
En la Oficina de Prensa del Vaticano, el Rector Mayor comenzó recordando una anécdota, que presentó a los Padres sinodales, sobre un encuentro fortuito con un matrimonio de jóvenes colombianos que no sabían nada del Sínodo ni de los Obispos. Fernández Artime quiso subrayar este hecho para hacer notar que el Sínodo no debe dirigirse a una elite de jóvenes, sino a todos los jóvenes en su realidad concreta.
Inmediatamente destacó «el sentido de la universalidad del Sínodo», algo a lo que el Rector Mayor está acostumbrado gracias a su experiencia en los Capítulos Generales; y, sin embargo, según manifestó, “el Sínodo ofrece un aspecto aún más amplio”. En este sentido, agregó que se debe evitar el riesgo de una visión “excesivamente eurocéntrica y excesivamente occidental. Y este peligro tenemos que superarlo… La Iglesia es de todos los colores, y razas y lenguas. Y nosotros debemos pensarlo universalmente. El sínodo no caerá en esta visión”.
Respondiendo a una pregunta sobre este tema, agregó que las estadísticas presentadas en el Sínodo muestran cómo los jóvenes en Europa son aquellos con menos esperanza y confianza en el futuro, y esto también es algo con lo que hay que enfrentarse.
En particular, el Rector Mayor insistió en la necesidad del testimonio de vida: “La voz de los jóvenes nos despierta… Los jóvenes nos han pedido que tengamos el valor de dar testimonio”, que no concierne solamente a los obispos y sacerdotes, sino a todos. Y agregó: “Necesitamos que los adultos sean testigos incluso más allá de los hombres de la Iglesia, porque en el mundo hay una gran falta de paternidad y maternidad”.
En vista del futuro viaje con los jóvenes, el P. Á.F. Artime reiteró que la acción de la Iglesia hacia los jóvenes debe saber articularse a través de los muchos canales disponibles: “Debemos continuar dando respuestas, no solo en las parroquias… Hay escuelas, oratorios, centros juveniles, casas para niños de la calle. La visión es más amplia: en estos espacios, que me resultan familiares como salesianos, se puede realizar una verdadera y genuina, madura y saludable, maternidad y paternidad. A veces, un educador es un amigo, es un hermano para los muchachos… Pero debe ser un verdadero padre o una madre. Es uno de los grandes servicios que debemos seguir brindando”.
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