La guerra en Ucrania afecta a todos, independientemente de la edad: a niños como Nikolaj de 9 años, que huyó de la ciudad de Makariv con su madre y llegó a Viena, a ancianos como don Ignacy Ryndzionek, salesiano de 89 años residente en Varsovia. Todos se sienten mancomunados en el dolor de esta tragedia sin sentido y todos pueden involucrarse en el movimiento de solidaridad internacional que rodea tales eventos.
Hasta hace unos días Nikolaj nunca había salido de su ciudad, cerca de Kiev; en cambio ahora ya tomó tres trenes, dos buses y caminó 10 km. Ahora, durante los días de descanso con los Salesianos de Varsovia se encontró con otros chicos y volvió a sonreír. “Gracias a los salesianos por recibirnos con amor y permitirnos descansar un par de días, antes de continuar nuestro camino”, expresó su madre, Marianna, a Alberto López, de Misiones Salesianas.
Don Ryndzionek, por su parte, tiene un pasado que lo ve emocionalmente muy consternado por esta guerra: fue misionero durante 13 años en la ciudad ucraniana de Odessa y anteriormente también había estado en Rusia. Hace unos días, junto a otro salesiano de 90 años, ayudó a los hijos de Don Bosco en formación y a los jóvenes voluntarios a cargar un remolque con ayuda humanitaria para Ucrania.
En los centros salesianos hay muchos refugiados hospedados y ayudados. En total, en las 4 provincias polacas hay más de 600, en Eslovaquia hay 150, en Hungría hay 110 camas, entre Pelifoldszentkereszt y Kazincbarcika…
Y mientras los salesianos trabajan mirando más allá de la emergencia –organizando actividades educativas para menores ucranianos y cursos de idioma polaco para los refugiados, de manera que los adultos puedan buscar trabajo– las familias hospedadas se organizan y trabajan juntas para hacer sus espacios más acogedores. Se encargan por turnos de limpiar las zonas comunes, poner y levantar la mesa, incluso cocinan platos típicos ucranianos para invitar a todos… Y también participan en actividades religiosas con las comunidades salesianas. “Es la única forma de agradecerles todo lo que están haciendo por nosotros”, dice Olga, que llegó a Cracovia hace quince días con sus tres hijos.
“Nunca pensamos que en Polonia nos hubiéramos sentirnos bienvenidos y ayudados de tal manera. Todo el mundo nos pregunta qué necesitamos”, añade Milenka, que llegó a Cracovia hace dos semanas. Unos días atrás entró con el resto de su familia en un bar para tomar algo caliente, y el dueño del bar no solo no les cobró, sino que les dio algo de dinero, les consiguió trabajo y un jardín de infantes para que frecuente el hijo. Al reflexionar sobre todo esto, Milenka afirma que Dios les está ayudando realizar sus planes de una manera diferente a la que pensaban y llora “por la gratitud y generosidad que hemos sentido alrededor nuestro”.
De hecho, la generosidad salesiana es verdaderamente grande y continúa manifestándose en Ucrania, en las ciudades limítrofes y en todo el mundo.
En Ucrania misma, los necesitados sienten la cercanía: se recibe a los de ciudades más al oeste y se los envía a las casas más al este, como informa desde Leópolis don Ivan Mazurkevych, Ecónomo de la Visitaduría Greco-Católica de Ucrania (UKR).
“Desde Eslovaquia los salesianos enviaron el material necesario para los refugiados. Ahora tenemos todo lo que necesitamos para recibir a la gente… Incluso han disminuido las personas que huyen del este por la guerra y muchas han logrado encontrar un lugar para dormir.
Además, nuestros voluntarios en las comunidades recogen las cosas y los alimentos y los envían al este de Ucrania, a las ciudades más afectadas, donde faltan alimentos y las cosas necesarias”.
Todos los centros salesianos de la Visitaduría de Ucrania reciben a los refugiados (casi 300 personas en total) o brindan hospitalidad temporal en el sótano. Desde la obra de Dnipro llevan al menos tres veces por semana ayuda humanitaria a las zonas más cercanas a la frontera con Rusia y en el viaje de regreso cargan a las familias con niños que desean salir de esa región y emprender el viaje hacia el Oeste.
En cuanto al resto del mundo, la solidaridad salesiana es verdaderamente capaz de involucrar a muchas personas y lograr grandes resultados. La Comunidad de la Misión de Don Bosco, 28º grupo de la Familia Salesiana, está haciendo acopio de materiales en Presov, en Eslovaquia, para hacerlos llegar a Ucrania y está coordinando el hospedaje de refugiados con familias italianas que han dado su disponibilidad.
Y sólo en los últimos días, la Inspectoría Irlandesa, la de Piamonte y Valle d’Aosta, además de las realidades salesianas alemanas «Don Bosco Mission» y «Don Bosco Mondo Bonn», han realizado colectas y enviado dinero para proyectos de grandes dimensiones. Miramos tanto a la emergencia, con el apoyo alimentario, la compra de camas y medicinas, como a proyectos a largo plazo.
La ayuda desde España
La Familia Salesiana de España sigue trabajando en la ayuda humanitaria a Ucrania. La Inspectoría Santiago el Mayor (SSM) canaliza su ayuda económica a través de la campaña “Emergencia Ucrania” que Misiones Salesianas puso en marcha días después del comienzo de la guerra. La Inspectoría María Auxiliadora (SMX) pide colaboración por medio de la ONGD Bosco Global y su campaña “Emergencia Ucrania”. Y también las Salesianas de España gestionan esta ayuda a través de sus tres ONGD (Madreselva, Vides y VidesSur). Si quieres colaborar, pincha en alguno de estos enlaces:
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