Hay mucha más ‘sed de Dios’ de lo que pensamos

7 febrero 2023

Amigos y amigas lectores del Boletín Salesiano de Don Bosco. Cuando en sintonía y comunión con el mismo Don Bosco intento escribir esta página para quienes os sentís cómodos con el carisma de Don Bosco, o para quienes deseáis conocerlo y conocer más lo que se hace en el nombre de Jesús con el estilo de este gran Padre y Maestro de los jóvenes que ha sido San Juan Bosco. Al mismo tiempo, hace tan sólo una hora, asistí al sepelio por el Papa emérito Benedicto XVI.

Fue él mismo quien un año después de iniciar su servicio como Pontífice, escribió la magnífica Encíclica Deus caritas est, y, en ella, esta afirmación que me parece como la esencia de magnífica fragancia del pensamiento cristiano. Y dice así:

“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Deus caritas est, 1). Ciertamente esa Persona es Jesucristo. Y a partir de esa afirmación Benedicto XVI nos deja afirmaciones como éstas:

  • Jesucristo es la Verdad hecha Persona, que atrae hacia sí al mundo.
  •  La luz irradiada por Jesús es resplandor de verdad. Cualquier otra verdad es un fragmento de la Verdad que es él y a él remite.
  • Jesús es la estrella polar de la libertad humana: sin él pierde su orientación, puesto que sin el conocimiento de la verdad, la libertad se desnaturaliza, se aísla y se reduce a arbitrio estéril.
  • Con él, la libertad se reencuentra, se reconoce creada para el bien y se expresa mediante acciones y comportamientos de caridad.
  • Por eso Jesús dona al hombre la plena familiaridad con la verdad y lo invita continuamente a vivir en ella.
  • Y nada mejor que el amor a la verdad logra impulsar la inteligencia humana hacia horizontes inexplorados.
  • Jesucristo, que es la plenitud de la verdad, atrae hacia sí el corazón de todo hombre, lo dilata y lo colma de alegría.
  •  

En unas pocas frases, sólidas y densas, hay toda una enseñanza cristiana que dista mucho de ser una ‘moralina’ o sea una normativa de cosas frías y rígidas carentes de vida. La vida cristiana es, ante todo, Encuentro de verdad con Dios.

Sed de Dios

Y por eso he afirmado en el título de esta página que, en mi opinión y profunda convicción, hay mucha más ‘sed de Dios’ de lo que nos imaginamos, de lo que parece. Y no es que yo quiera cambiar las estadísticas de estudios sociológicos, o dibujar una realidad ficticia. Ciertamente no lo pretendo, pero sí deseo dejar en evidencia que en el vis a vis, en el ‘cara a cara’ en el encuentro con la vida real de tantas personas, de tantos padres y madres, de tantas familias, de tantos adolescentes y jóvenes, lo que se encuentra, tantas veces, es una vida no fácil, una vida que cada día hay que cuidar, unas relaciones humanas en las que se desea y necesita amor y que hay que cuidar en cada pequeño gesto, en cada pequeño detalle, en cada acción. Y en ese vis a vis, se percibe tanta necesidad de escucha, de diálogo gratuito y libre, de encuentros personales que no juzgan y no condenan, y tanta necesidad de silencio y de presencia en Dios.

Lo digo muy convencido. Aquí mismo, en Turín-Valdocco donde me encuentro, me sorprende y llena también de alegría que un grupo de jóvenes tengan la iniciativa de invitar a otros jóvenes y personas para una hora de presencia, silencio y oración ante Jesús Eucaristía, es decir, una hora de adoración eucarística, y cien personas –tantos de ellos jóvenes– responden a la cita. O en Roma, en el Sacro Cuore nos encontrábamos los jueves en la noche, y jóvenes y matrimonios jóvenes, algunos con sus bebés, y también novios se hacían presentes en tal momento porque sentían que sus vidas necesitaban de ese encuentro con una Persona que da sentido a nuestras vidas.

Escuchando su voz

Y esto que cito como ejemplo lo he ido viviendo en tantas naciones y lugares. Por eso con esta página invito a lo mismo que harían Don Bosco. Él no dudaba ni un instante en ofrecer a sus muchachos la experiencia de encuentro con Jesús. Y ese Dios que es presencia, que es Dios-con-nosotros, como hemos celebrado en la Navidad, sigue siendo el mismo que llama, que invita, que da sosiego en cada encuentro personal, en cada momento de descanso en Él. ¿No sucederá quizá que Jesús sigue siendo el mismo que desea encontrarse hoy con todos nosotros y otros muchos más, y en cambio nos da vergüenza y miedo transitar por este camino? ¿No sucederá quizá que muchos de nosotros no nos atrevemos a invitar a otros a vivir lo que estamos viviendo y que se nos ha regalado y ofrecido gratuitamente? ¿No sucederá que como nos dicen que nada de esto es moda, es actual, nos creemos estos mensajes negativos y perdemos la fuerza de testimoniar que algunos de nosotros, o quizá muchos seguimos gozando de cada encuentro personal con quien es el Señor de la vida?

El Papa Emérito que se ha ido estaba convencido de que su vida y su fe era ‘tan sólo’ y esto es grandioso, un encuentro con su Señor, y así lo despidió el papa Francisco en las últimas palabras de su homilía: “Benedicto, fiel amigo del Esposo, que tu gozo sea perfecto al oír definitivamente y para siempre su voz”.

Pues sigamos promoviendo, amigos y amigas, aquellos encuentros de Vida que nos dan profunda vida, puesto que hay más ‘sed de Dios’ de lo que se dice, de lo que se hace creer.

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