Aunque Inma escribió su post para el día de la mujer, hemos querido publicarlo con una semana de margen. No sólo el 8 de marzo deberíamos acordarnos de la igualdad de derechos, sino cada día.
Mi reflexión en torno a esa famosa jornada que llaman de la mujer trabajadora, y aunque no soy muy partidaria de eso de los días, creo que debe ir encaminada en ese sentido, ya que nuestro pequeño rincón tiene como modelo a una gran mujer. Mamá Margarita una gran trabajadora y mejor persona, siempre dispuesta para educar, compartir, servir, ser generosa, paciente y respetuosa, fuerte y tierna a la vez. Fue una gran luchadora contra las dificultades sacando provecho de lo poco que tenía y aceptando la voluntad de Dios, pensando siempre en los demás antes que en su bienestar.
Mujer, bella palabra de cinco letras llenas de mucho amor, fe, ternura, paciencia, constancia, coraje y virtud.
A finales del siglo XIX, muchas mujeres emprendieron una lucha que protagonizó una revolución más importante que la tecnológica, consiguiendo a lo largo del tiempo, derechos como el voto, ocupación de cargos públicos, el trabajo, formación profesional, etc. En el día de hoy y en nuestro entorno cercano, la mujer participa en todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural, artística y política. La mujer ha avanzado en todos los frentes de la vida, ha decidido que su único límite sea la ausencia de límites y que por tanto todos los retos son posibles. Pero a pesar de tanta evolución hay algunos aspectos limitantes a la mujer actual, compaginando la vida profesional con responsabilidad familiar y en el rincón más oscuro la malvada violencia de genero. Lo ideal es que mujeres y hombres nos encontremos en el camino de la igualdad.
Quiero lanzar un mensaje con el final de un bonito poema de Dulce García Borges a todas aquellas mujeres que son victimas de violencia y a aquella que:
– Aguantan dificultades.
– Llevan grandes cargas, pero tienen felicidad, amor y dicha.
– Luchan por lo que creen y saben que la Paz y el Amor no
se pueden fabricar, que se encuentran en el corazón.
– Se enfrentan a la injusticia.
– No aceptan “no” por respuesta cuando ellas creen que hay una solución mejor.
– Son fuertes cuando piensan que ya no hay más fuerza.
– Saben que un beso y un abrazo pueden ayudar a curar un corazón roto.
“¡Ah! Si quisieras
abrir puertas cerradas…
si no te cansaras
de poner macetas con geranios
en alguna ventana,
tus sueños volverían a ser sueños,
hechos de fuego, hechos de luz,
hechos de alas”
Todos hemos nacido del vientre de una mujer y somos iguales en derechos y libertades, hemos nacido igual, sigamos apostando para eliminar las diferencias de sexos.
Somos herederos de un soñador, y yo hoy os dejo mi sueño sigamos caminando creciendo como personas, siempre desde la igualdad, vivamos el presente, entendamos que el tiempo no retrocede es una regla para sentirse libre y disfrutemos de cada momento que nos regala la vida.
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