Hoy nuestros patios se llenarán de alegría. Lugares de encuentro y de relación educativa, casa abierta donde acuden mayores y pequeños, espacio de fiesta y alegría generado por esa creatividad salesiana que convoca de maneras muy diversas en un ambiente acogedor y popular que permanece en la memoria de quien lo ha vivido.
El 24 de mayo está grabado a fuego en la vida de tantas personas que hoy, años después, vuelven su mirada a la Virgen de Don Bosco, a la Auxiliadora, a la Madre que acompaña las diversas situaciones de la vida. María Auxiliadora es nuestra mejor embajadora para ser rostros de la luz, testigos de esperanza en un mundo con demasiadas sombras, para anunciar en nuestras Casas la buena noticia de que Dios sigue a nuestro lado regalándonos su paz.
Para toda nuestra Familia Salesiana, para todos los que habitáis una Casa salesiana en cada uno de sus ambientes, para quienes os educasteis en ella o la descubristeis en este caminar de la vida, para quienes confiáis en la Virgen como Don Bosco nos enseñó a hacerlo.
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