Las 43ª Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana comenzaron en Turín-Valdocco en la tarde del jueves 16 de enero, reuniendo a casi trescientas setenta y cinco personas de todo el mundo. El tema central, “Anclados en la esperanza, peregrinos con los jóvenes”, estuvo centrado en el Aguinaldo 2025 y se inspiró en el Año Jubilar.
Primeras sensaciones
El momento más significativo de esa tarde inicial fue la cálida bienvenida a los participantes, entre ellos, los 25 representantes de la Familia Salesiana de España. Tuvo lugar una reflexión sobre el 150º aniversario de la Primera Expedición Misionera Salesiana, enviada en 1875 a la Patagonia. Los estudiantes de la Escuela Secundaria de Valdocco escenificaron este evento histórico, reviviendo el espíritu pionero de esperanza que motivó la obra misionera de Don Bosco.
La sesión inaugural también incluyó intervenciones de varias personalidades salesianas, cada una abordando el tema central de la esperanza desde su perspectiva. Entre ellos, las palabras de Joan Lluís Playà, delegado central del Rector Mayor para la Secretaría de la Familia Salesiana. El salesiano se centró en el tema del peregrinaje, un elemento esencial del Año Jubilar. Explicó que el peregrinaje no es solo un viaje físico, sino una búsqueda espiritual que lleva a una fe, un amor y una esperanza más profundos. Señaló a Valdocco como la primera etapa significativa de este peregrinaje colectivo, marcado por la apertura de las Puertas Santas, e invitó a los participantes a emprender este camino juntos, como una familia, unidos en la misión y en la búsqueda de esperanza.
Tras un vídeo que mostró los temas centrales del Aguinaldo, Stefano Martoglio compartió sus reflexiones sobre el Aguinaldo, destacando varios temas. Subrayó la importancia de vivir cada momento y resaltó el vínculo entre el Aguinaldo y el Año Jubilar. Usó el ancla como símbolo de arraigo en Cristo para la estabilidad espiritual, comparándolo con la escalada, donde anclajes seguros son necesarios para superar desafíos externos y progresar. Describió la esperanza como una energía interna que surge de la unión con Dios, haciendo que una persona sea vibrante, atractiva y capaz de amar. Resaltó el genio de Don Bosco al conectar la experiencia espiritual interior con la acción exterior, creando una poderosa comunión entre la vida interior y la acción externa. Concluyó afirmando que el Reino de Dios aún está en desarrollo, y que para su construcción es necesario un esfuerzo continuo y encuentros personales con Dios, quien es la fuente de esperanza.
Profundizando en el tema del Aguinaldo
La mañana del viernes 17 de enero se centró en la intervención de la ponente Cristina Freni, profesora de la Universidad Pontificia Salesiana (UPS). Profundizó en la reflexión sobre el significado de “Anclados en la esperanza que no defrauda”.
Conectada desde Roma, donde imparte clases, la profesora Freni presentó un detallado recorrido sobre la esperanza, refiriéndose también a los estudios y a la producción científica de su maestro, el salesiano Sabino Palumbieri y del filósofo Gabriel Marcel, representante y portavoz de la esperanza.
La ponente destacó cómo la esperanza no es solo una virtud teológica, sino una dimensión fundamental y constitutiva del ser humano, que impulsa a superar los límites existenciales, dando dirección y sentido a la vida. La esperanza orienta al “peregrino” hacia una meta segura y, desde la perspectiva cristiana, lo acompaña hacia el puerto seguro que encuentra en Cristo su anclaje. Entre sus características, aparece como una realidad no individualista, sino relacional, arraigada en la comunidad y en el compartir, y que se manifiesta en gestos gratuitos de humanidad y acogida.
Por la tarde, los participantes de las Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana emprendieron un peregrinaje espiritual, como peregrinos de esperanza, desde la Basílica de María Auxiliadora hasta la Catedral de Turín, siguiendo las huellas de Don Bosco.
El recorrido atravesó las calles y plazas que Don Bosco transitó en innumerables ocasiones, haciendo de este modo la experiencia más rica y significativa para todos los participantes. Divididos en grupos lingüísticos, los miembros de la Familia Salesiana presentes en Turín siguieron un recorrido animado por guías expertas. Este enfoque temático profundizó su comprensión sobre la vida de Don Bosco y la santidad que surgió en Turín, la cual ha hecho una gran contribución a toda la Iglesia.
La Catedral de San Juan Bautista, que alberga la Sábana Santa, fue el destino final del peregrinaje. A su llegada, los miembros de la Familia Salesiana se reunieron para una celebración eucarística presidida por monseñor Alessandro Giraudo, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Turín, quien, en su homilía, subrayó cómo los santos dan un testimonio creíble a través de su vida, mostrando la belleza del amor y la misericordia de Dios, y citó en particular los ejemplos de San Juan Bosco y del beato Pier Giorgio Frassati.
Tras la misa, Federica Baradello, una joven de Turín, compartió su testimonio sobre la vida, el trabajo y la inspiración del beato –y futuro santo– Pier Giorgio Frassati, cuyos restos reposan precisamente en la catedral de la ciudad. La joven guía destacó el vínculo entre Frassati y Don Bosco, subrayando cómo ambas figuras han inspirado su fe. Posteriormente, habló con pasión sobre cómo Frassati se convirtió en un faro de esperanza en su vida y para muchos jóvenes en Turín. Resaltó las extraordinarias elecciones de ese joven, como su servicio a los pobres, a pesar de provenir de una familia acomodada; su compromiso con la justicia social, que lo llevó a interactuar directamente con las comunidades marginadas; y su profunda fe cristiana.
Jóvenes protagonistas
Los jóvenes fueron el centro de atención en la tercera de las Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana, compartiendo en ese espacio las experiencias e intuiciones vividas y maduradas en el Sínodo Salesiano de los Jóvenes, que se llevó a cabo del 11 al 16 de agosto de 2024 en Valdocco y en el Colle Don Bosco. El tema, inspirado por el aguinaldo de este año, destacó la actualidad de un sueño que inspira esperanza y transforma corazones, convirtiendo lobos en corderos.
La presentación se articuló en dos bloques: un foro con cinco jóvenes participantes del Sínodo y luego talleres dirigidos por las mismas cinco personas, cada una acompañada por un sacerdote salesiano o por una salesiana que participó en el evento.
Al inicio del foro, un video mostró momentos clave del Sínodo Salesiano de los Jóvenes, preparando el terreno para la presentación de los jóvenes participantes. A continuación, Diletta Ferri (Italia), Maria Meccariello (Italia), Teaghan Dolan (Australia), Juan Sebastián Moya Sandoval (Colombia) y Pablo Osorio Delgado (España) respondieron a preguntas específicas que les permitieron compartir reflexiones e intuiciones valiosas.
En el caso de Pablo Delgado, representante español, habló de sus inspiraciones, subrayando el sacrificio de Don Bosco por los jóvenes, su fe en sus sueños y su capacidad de infundir esperanza. También destacó la visión de santidad de Madre Mazzarello, arraigada en la total dedicación a los demás, enfatizando que ambas figuras son faros de inspiración capaces de cambiar el mundo, comenzando por los más necesitados.
El foro concluyó con un sincero aliento de los jóvenes participantes a la Familia Salesiana, instándola a ser un hogar acogedor, una Iglesia que evangeliza, una escuela que educa para la vida y un patio para crecer en amistad y alegría. Posteriormente, se organizaron los talleres por grupos por idiomas.
Los temas de los talleres elegidos por los jóvenes fueron: Fe y Relación con Cristo; Espiritualidad Salesiana y Santidad; Escucha de los Jóvenes; Protagonismo Juvenil; y la Iglesia y la Familia Salesiana como Guías Creíbles.
En general, el foro y los talleres ofrecieron buenas oportunidades a la Familia Salesiana para reconocer y valorar las voces de los jóvenes en el Movimiento Juvenil Salesiano.
Por la tarde, el protagonista fue el cardenal Cristóbal López, arzobispo de Rabat, quien, después de haber presidido la eucaristía matutina en la Basílica de María Auxiliadora, pronunció la conferencia principal. En esta ocasión, desarrollando el tema de la misión –con motivo del 150 aniversario del Primer Envío Misionero Salesiano– el cardenal ilustró con un lenguaje claro y vívido el valor profundo y actual de la misión, advirtiendo sobre posibles y frecuentes errores.
A lo largo de su intervención, el cardenal realizó un análisis que separó los enfoques comunes, pero erróneos, sobre las misiones del valor auténtico de la misión salesiana. Especificó varios:
Confundir la misión con las actividades apostólicas. El cardenal López subrayó que “la misión es amar” y no se reduce a educar, construir o curar, porque tiene que ver, más bien, con el ser “signos y portadores del amor de Dios para los jóvenes”.
Buscar una recompensa en el amor. Al contrario, el misionero no debe amar para ser amado, sino ofrecer un amor “incondicionado, gratuito y expansivo”, como el de Dios.
Pensar que la misión es para pocos especialistas. En cambio, cada cristiano está llamado a ser misionero donde sea que se encuentre, sin necesidad de ir a tierras lejanas.
Relacionar la misión con una dimensión geográfica. La misión es universal y debe vivirse en cualquier contexto, no solo en los tradicionales “países de misión”, ya que incluso los territorios de antigua tradición cristiana necesitan misioneros.
Creer que ser misioneros en otros lugares no tiene sentido. Con este punto, aparentemente en contradicción con los anteriores, el cardenal López remarcó que la dimensión misionera de la Iglesia se basa en compartir la fe y que la presencia de los misioneros sigue siendo fundamental para despertar la conciencia misionera en todos.
Pensar que la misión es implantar la Iglesia. En este sentido, el cardenal subraya que la misión principal es el anuncio del Reino de Dios, no la construcción de estructuras eclesiales. A este respecto, el cardenal también destacó el compromiso de los buenos misioneros de cooperar con todos los creyentes y todas las personas de buena voluntad.
Olvidar el papel del Espíritu Santo. No hay que ponerse en el centro y considerarse los principales autores de la misión: el Espíritu Santo es el primer misionero y actúa ya en los corazones de las personas antes de la llegada de los misioneros. La reflexión del cardenal López fue, por tanto, un sentido llamado al regreso a lo esencial. Y en sus palabras finales, el cardenal hizo una síntesis de toda su intervención, afirmando que “todos somos discípulos-misioneros de Cristo y de su Reino (…) Como Iglesia, debemos vivir al servicio de la misión siempre y en todo lugar, y la misión, que consiste en anunciar y promover el Reino de Dios, se realiza, para nosotros de la Familia Salesiana, en amar y ser signos y portadores del amor de Dios para los jóvenes”.
Conclusión de esta edición
El domingo 19 de enero concluyeron las Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana, con la celebración eucarística final, presidida por el vicario del Rector Mayor, Stefano Martoglio.
Durante la celebración, Martoglio transmitió tres mensajes significativos. Subrayó la presencia materna de María Auxiliadora, que se acerca a sus hijos e intercede por ellos. Además, destacó cómo la intervención de María ante Jesús siempre despierta un dinamismo que alimenta la fe, la obediencia y la vitalidad de la esperanza. Invitó a los participantes a reconocer que estos días fueron bendecidos por el testimonio de una gran familia, en la que cada uno se convierte en esperanza para el otro.
Otro momento fundamental que siguió a la Misa fue el compartir en grupos, durante el cual los miembros de la Familia Salesiana se reunieron para reflexionar y dialogar. Cada grupo tuvo la oportunidad de debatir sobre los estímulos y contenidos expresados durante las Jornadas, prestando especial atención a los aspectos del Aguinaldo considerados más relevantes para la comunidad salesiana.
La sesión final fue el momento culminante que destacó la gracia de haber vivido momentos auténticamente salesianos. Concluyó con un mensaje de gratitud por parte del equipo organizador, que describió los símbolos contenidos en el kit del peregrino, subrayando la importancia de estos signos en el camino de fe.
En este contexto de diálogo y espiritualidad, las Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana representaron una importante ocasión para fortalecer los lazos entre los participantes y renovar el compromiso con los valores salesianos, haciendo que cada miembro presente se sintiera consciente de su papel dentro de una comunidad global y solidaria. Con el corazón lleno de esperanza, los miembros de la Familia Salesiana regresaron a sus realidades cotidianas, llevando consigo la inspiración y la energía de estos días inolvidables.
Testimonios de nuestra Familia
“Las Jornadas me ayudan, me fortalecen mi espiritualidad salesiana. Este año, reflexionar sobre el Aguinaldo de la mano del vicario, Stefano Martoglio, nos ha inspirado en los objetivos pastorales que tenemos por delante durante el año. También la intervención del cardenal Cristóbal López en la dimensión misionera, nos ha invitado a vivir en la certeza de que todos somos misioneros allí donde estemos. Me gustaría destacar la dimensión que tiene el poder vivir unos días con los miembros de la Familia Salesiana que nos damos cita cada año en Valdocco. Una gran diversidad de grupos, de países y de culturas, nos enriquece, incluso de nuestra Región. Nos fortalece como Familia Salesiana”.
“Yo de las Jornadas destaco con la idea central de la esperanza. Para cualquier persona la esperanza es fundamental, para los que sentimos el carisma salesiano, vivir con esperanza se hace imprescindible”.
“Para nosotros han sido las primeras Jornadas en las que hemos participado. El mensaje del Aguinaldo 2025 nos ha ayudado a conocer mejor toda la dimensión de la Familia Salesiana y cómo estamos llamados a ser portadores de esperanza para los jóvenes. La experiencia de compartir en Valdocco con tantas personas de distintos países ha sido muy enriquecedora y emocionante. La ponencia de la profesora Freni nos hizo ver la diferencia entre esperanza y optimismo. La esperanza, en la experiencia de fe, se orienta hacia la confianza en Dios y en su promesa de salvación. Él es nuestra esperanza. Y nosotros, mirando a Don Bosco, queremos vivir anclados en la esperanza”.
“Yo fui en representación de las Hijas de María Auxiliadora de España. Destaco dos ideas de las Jornadas: Por un lado, que, como Familia Salesiana, tenemos que caminar juntos y con esperanza; y, por otra, es que nuestra misión última, como misioneros, es amar, que es lo que nos transmitió el cardenal Cristóbal López”.
“Destaco de estas Jornadas la llamada que hemos recibido a ser misioneros del Reino en nuestra vida cotidiana y a mantener la esperanza que tiene que ver con estar atentos al verdadero sentido que nos mueve juntos en nuestro quehacer, en nuestra misión en cada centro local”.
“Hay algo muy importante en la celebración de estas Jornadas cada año: el tiempo que tenemos para compartir con personas de otros países, de otras lenguas, sobre nuestro sentir ser salesiano, cada uno con su vocación específica. Este año me ha sorprendido gratamente la implicación de los novicios y las novicias en la animación de las Jornadas, no como animadores del propio equipo, sino con su actitud, con su cariño, con su fuerza, con su salesianidad, que nos ha insuflado a todos de ganas de salir, a ser peregrinos en el mundo y llevar el Evangelio como muestra de nuestro ser, nuestro compromiso con Dios”.
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