El Parlamento de Cataluña ha aprobado por unanimidad este miércoles 12 de marzo cambiar la ley de protección contra la contaminación acústica para excluir a los patios escolares de la obligación de cumplir los umbrales máximos de ruido permitidos entre las 07:00 y las 21:00 horas y a los equipamientos deportivos, entre las 09:00 y las 22:00 horas. La modificación legislativa ha venido precedida de varias denuncias interpuestas por parte de vecinos que viven junto a pistas de colegios e institutos, sobre todo en Barcelona.
Los grupos parlamentarios de Junts, ERC, PP, CUP y Comuns han promovido la modificación de la norma para eximir a los patios de límite acústico. A su vez, el PSC ha presentado enmiendas que han sido aceptadas para dispensar también a los recintos deportivos, si bien en un horario diferente que en las escuelas e institutos.
Al aceptarse los cambios planteados por los socialistas, se exonera de ceñirse a los valores límites de inmisión a «las actividades lectivas, extraescolares, de ocio, culturales y deportivas que se desarrollan en los centros educativos comprendidas en la franja horaria entre las 07:00 y las 21:00 horas». Asimismo, la propuesta ratificada dispone que «las actividades deportivas que se desarrollen en los equipamientos deportivos registrados en el censo de equipamientos deportivos de Catalunya» en la franja de «las 09:00 y las 22:00 horas» también queden fuera de los supuestos de infracción.
Alejar del sedentarismo y las pantallas
La proposición de ley que se ha ratificado tras ser tramitada por la vía rápida justifica que conviene preservar las pistas escolares por representar “una parte esencial de la formación integral del alumnado” y albergar «actividades lectivas, de deporte extraescolar o de ocio fundamentales para el desarrollo físico y emocional de niños y jóvenes». Resalta que “potenciar su uso fuera del tiempo lectivo los aleja del sedentarimo y las pantallas”.
A su vez, la propuesta recuerda que, “en los últimos tiempos, se han producido algunas quejas vecinales, sobre todo en las grandes ciudades, que evidencian la problemática sobre la contaminación acústica de las instalaciones educativas y deportivas”. En ese sentido, opone que «la normativa acústica debe adecuarse a la realidad de los entornos educativos escolares y deportivos para que ningún otro centro vea amenazada su función».
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