Este II Congreso Inspectorial de Centros Juveniles de Salesianos Santiago el Mayor, un foro extraordinario que ha reunido a directores, coordinadores y animadores de 38 centros de todos los rincones de la geografía inspectorial, que se ha articulado en distintos grupos de reflexión.
El encuentro comenzó con un momento de oración animada por el coordinador inspectorial de animación misionera y vocacional, José Carlos Sobejano, y el saludo del coordinador nacional Centros Juveniles, Pedro Hernández. El delegado de Pastoral Juvenil, Xabier Camino, repasó el proceso de rediseño en este ambiente y cómo este congreso se enmarca dentro de este itinerario.
Alma del carisma
La intervención principal fue del inspector, Fernando García Sánchez, quien en su reflexión sobre el “presente y futuro de los centros juveniles en las casas de nuestra inspectoría” destacó que “en este ambiente, muchos jóvenes encontraron su vocación matrimonial, su vocación en la familia salesiana y su deseo de permanencia en la obra salesiana con diferentes niveles de compromiso hasta el día de hoy”. El provincial destacó “el Centro Juvenil es el ambiente pastoral de la inspectoría que concentra a los salesianos de menor edad” ya que “la vida que fluye en nuestros Centros Juveniles es un tesoro que custodiar, pero los modos en que podremos hacerlo tienen que ser diferentes en los próximos años” porque, destacó, “la vida de nuestros Centros Juveniles es el alma de nuestro carisma”.
“Por las características del estilo de relaciones, de las intervenciones educativas y de las propuestas espirituales que se realizan en el Centro Juvenil, la conexión de este ambiente con los primeros pasos dados por Don Bosco en el nacimiento del Oratorio de San Francisco de Sales son especialmente significativos”, destacó el ponente. Por ello invitó a que los Centros Juveniles a que sigan dando “respuesta a las necesidades de los jóvenes” ya que “habitar el mundo de los jóvenes fue la manera elegida por Don Bosco para poder convertirse en referente para sus vidas”. Para el inspector, “como en los orígenes, estamos llamados a cuidar nuestra identidad y a superar las crisis y dificultades que puedan surgir desde la fidelidad a nuestra misión educativa y evangelizadora”. Finalmente, recordó que “los Centros Juveniles de nuestra inspectoría están llamados a replicar esa intuición de Don Bosco que le llevó a convocar a personas de diferentes edades generando una familia”.
Hacia una propuesta de rediseño
La tarde del sábado estuvo dedicada al estudio de un documento preparado por la Comisión de Centros Juveniles sobre el rediseño de este ambiente. Una reflexión que es fruto de un proceso amplio realizado en los últimos años. Este proceso, se lee en el documento de trabajo, responde al hecho de que “si queremos plantear Centros Juveniles con menor presencia de salesianos, estas funciones deben desempeñarse igualmente, de forma individual o colegiada, para que el grupo resultante siga siendo un Centro Juvenil Salesiano”.
En el texto que han trabajado los diferentes grupos se repasan las funciones específicas de los educadores, las dificultades, la dimensión social del ambiente, así como el carácter asociativo y no formal de los centros. La tarde se cerró con un momento de oración y con las Buenas Noches de Carlos Hermida, presidente de la Confederación Don Bosco que agrupa a 127 centros juveniles de España quien ofreció una relectura de la Carta de Roma y ofreció una visión de conjunto de la realidad de este ambiente.
La jornada del domingo, 5 de noviembre, estuvo dedicada a la puesta en común de lo trabajado en los ocho grupos del día anterior. La eucaristía, presidida por el inspector al final de la mañana, y la fotografía oficial del grupo de participantes puso el punto final a este congreso que apunta hacia el congreso nacional de este ambiente salesiano que se celebrará en el futuro.
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