¡Cuidado! Red Flag

Aprendiendo a Vivir

9 diciembre 2021

@jotallorente

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Durante el mes de marzo tuve la oportunidad de compartir un encuentro con educadores y educadoras de las Plataformas Sociales de la Inspectoría Santiago el Mayor (SSM). La mayoría eran jóvenes, en un encuentro de formación para nuevas incorporaciones.

Durante uno de los descansos, mientras conocíamos Valladolid, un educador me dijo bromeando: “Ya lo puedes hacer bien en tu sesión que sino te hago una red flag”. “¿Una qué?”, le pregunté un poco perdido. A lo largo de la conversación me explicó que hacer una red flag es la manera que tienen los jóvenes de expresar en redes sociales que una persona no les gusta. “¿Y desde cuándo funciona esto?”, le pregunté. “Pues desde hace un par de meses”, me contestó.

De la noche a la mañana

Una vez más me di cuenta de lo rápido que se pone algo de moda a través de las redes y lo rápido que puede pasar. Es posible que, mientras lees esto, el “red flag” ya haya pasado de moda, o quién sabe, quizás esté en boca de todos.

Investigué un poco y descubrí que el origen y el principal uso de esta expresión es para señalar algo que nos hace desconfiar de alguien. Se utiliza para denunciar alguna actitud tóxica, pero hay gente que lo utiliza para todo, incluso con un sentido humorístico, de ahí que pueda perder su fuerza con el tiempo.

Las red flags comenzaron gracias a un trend (tendencia) llamado Red Flag In Men en TikTok. Con él se trataba de explicar cuáles son las “banderas rojas”, o señales, que te hacen desconfiar de otra persona. Después se volvieron virales cuando Twitter usó la expresión desde su cuenta oficial para autopromocionarse. Esto creó una oleada de tuits de otras empresas que vieron una oportunidad y así se convirtió en popular o viral.

Sin embargo con el tiempo —recordad solo dos meses— las redes sociales han abusado del término. Ahora no queda claro cuando se usa como un método de denuncia o bien se refiere a un gusto personal. Esto puede provocar cierta confusión, porque ¿qué se está juzgando, a una persona que pueda ser tóxica o una actitud de ella que no me gusta en concreto? Este es el peligro de no conocernos del todo en el mundo digital, y puede llevar a estos equívocos. Por eso, la pregunta fundamental es si al “sacar una red flag”, ¿estamos haciendo daño a la otra persona? Para responder a esta pregunta, la empatía juega un papel muy importante, porque no se trata de “desechar” a una persona de tu vida, sino entender el porqué es así y cambiar, de esta manera, el color de la bandera.

Fuente: Boletín Salesiano

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