Hace poco leí un artículo sobre “La receta de la vida”, un cortometraje de Marta López y Eduardo Peiró que acaba de presentarse en la sección “Culinary Zinema” del Festival de Cine de San Sebastián. Su protagonista, Amparo, explica a su nieta, después de enseñarle paso a paso cómo hacer una paella, que el verdadero secreto para que salga bien es tener “ganas” de hacerla. Sin duda un buen ingrediente para cualquier receta: echarle “ganas” a la vida.
Dice esta nonagenaria actriz que “La vida es muy bonita y, si estás amargada, amargarás a todo el mundo. Y, si tienes alegría, se la darás a todo el mundo”. Ya nos lo dijo Don Bosco: “Estad siempre alegres”.
Hay otro corto al que le tengo un especial cariño, “Las esperas” dirigido por Ismael Curbelo Betancort y grabado en Lanzarote. Una abuela, en la tumba de su esposo, le regala a su nieta (y a los espectadores) una gran lección sobre el mal hábito que tenemos de empeñarnos en creer que no seremos felices hasta que alcancemos nuestros anhelos: “Desde pequeños nos convencemos a nosotros mismos que después será mejor… y de esa forma la vida pasa ante tus ojos esperando el tren de la felicidad que nunca llega”.
“Trabaja como si no necesitases dinero, ama como si nunca te hubieran herido y baila como si nadie te estuviera viendo, ya que no hay mejor momento para la felicidad que justamente este. Si no es ahora ¿cuándo, mi niña?”.
Si juntamos ambos relatos podemos sacar una buena conclusión: Démoslo todo, sin reservas. Echémosle ganas a cada proyecto, a cada decisión, a cada día y disfrutemos de lo que tenemos en este momento, porque ‘recuerda’, el tiempo no espera a nadie. Y si no es ahora ¿cuándo?
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