El 12 de agosto, domingo, se conmemora el Día Internacional de la Juventud. Creado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999, este año pone hincapié en la capacidad de los jóvenes para participar en la configuración de una paz verdadera y contribuir a la prevención y la transformación de los conflictos, la inclusión, la justicia social, la reconciliación y la paz sostenible.
Los jóvenes no son sólo el futuro, sino también el presente, y por ese motivo confiamos en ellos ofreciéndoles alternativas para que la exclusión y la pobreza dejen de formar parte de sus vidas. Los jóvenes, que representan el 20% de la población mundial, son la esperanza de un mundo mejor y más justo. Ellos son los verdaderos constructores de paz.
Ante la conmemoración del Día Internacional de la Juventud, desde Misiones Salesianas instan a los gobiernos y a los organismos internacionales a que inviertan en educación para que los jóvenes logren la transformación de las comunidades en las que viven, conozcan sus derechos y deberes y aprendan valores como la justicia, la igualdad y la solidaridad. La educación es la mejor herramienta para lograr una cultura de paz y por eso se pretende que no haya un solo joven en el mundo sin posibilidad de acceder a la educación y a la capacitación para que sean los protagonistas de su futuro.
Rebecca tiene 21 años y vive en un campo de refugiados en Uganda. Desde los 10 años no ve a su madre. Se trasladó con su padre y sus hermanos al interior de Sudán del Sur para mejorar sus condiciones de vida pero la guerra los sorprendió en 2013 y los obligó a huir. Aun así, no pierde la esperanza de la paz y de cumplir su sueño y convertirse en maestra.
Catalina tiene 20 años y es colombiana. Estuvo en la guerrilla de las FARC pero consiguió huir. Gracias a los Salesianos de Ciudad Don Bosco Medellín ha cumplido su sueño de reencontrarse con su madre, ir a la Universidad y ser una embajadora de la paz en su país.
Emile tiene 19 y es sirio. La guerra que sufre su país desde 2011 ha dejado rastros de dolor en todas las familias. A pesar de ello, intenta contribuir a crear un “oasis de paz” en el centro juvenil de Damasco donde es monitor y a “educar en la cultura de la paz a cientos de menores que, en muchos casos, no han conocido otra situación en sus vidas que la guerra”.
Son sólo tres ejemplos de los cientos de miles de jóvenes que, gracias a los Salesianos y a la educación de Don Bosco, tratan de superar el dolor y la injusticia que las guerras producen y tratan de convertirse en constructores y embajadores de paz en medio de las dificultades con la esperanza de un futuro mejor.
En Misiones Salesianas apoyan a los jóvenes en su educación y capacitación laboral en más de 130 países del mundo con guarderías, centros de alfabetización, escuelas primarias, centros de educación secundaria, de formación técnica, de enseñanza superior, escuelas agrarias, talleres de oficios y universidades.
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