Entre los días 11 y 17 de mayo, 35 educadores y trabajadores de Salesianos Santiago el Mayor han compartido el espacio y parte la historia de Don Bosco con la idea de profundizar en el conocimiento su vida, su contexto histórico social, las dificultades y los apoyos que tuvo.
Esto se unía a una reflexión personal y conjunta de los participantes en esta experiencia, que se repite cada año con diferentes grupos de todas las casas salesianas de Santiago el Mayor. Esta reflexión desde su vivencia y experiencia les ha servido para fortalecer su vocación como educadores.
Así lo destaca Lali Hurtado de Salesianos Loyola-Aranjuez
Un regalo compartido con estos compañeros de diferentes realidades dentro de los salesianos en España. Está siendo una experiencia maravillosa porque vamos encontrando en cada lugar que visitamos un pedacito de Don Bosco.
Fue haciendo realidad su vida a través de su gran espiritualidad, su gran devoción a la virgen, su gran tesón ante las dificultades. Todo lo que estoy viviendo tiene que ver un poco con lo que yo vivo en el colegio. En los desafíos educativos. Lo que estoy aprendiendo es a volver a mi esencia y volver a eso que nos hace ser diferentes a cualquier educador que no sea salesiano: alegría, flexibilidad, la necesidad de no rendirte, poner siempre en manos de Dios lo que haces con vocación de servicio. Y sobre todo acompañarme de esas personas que tengo cerca, que sienten y viven lo mismo que yo.
Conocer a Don Bosco para reconocerse
Con el acompañamiento del salesiano Luis Rosón han reflexionado en torno a 6 temas: Don Bosco como modelo; los valores de la familia y la infancia de Juan Bosco; la amistad y el discernimiento vocacional; Don Bosco como sacerdote y educador; su espiritualidad y oración y su devoción por María, madre y maestra de Santidad.
Comenzando el primer día desde la propuesta: “Recorrer tu tierra, vivir nuestra historia”.
Algo que recoge con detalle Alicia Gancedo, de Salesianos Carabachel:
“En la capilla Pinardi me ha visto como esa niña que ha crecido en el oratorio (en mi casa de Fuenlabrada) y sintiéndome agradecida por todo lo que los salesianos han hecho en mi vida.
Y al mismo tiempo me sentía llamada a continuar el sueño de Don Bosco para todos los jóvenes. Esta experiencia la recibí como un regalo cuando el director de mi cole me dijo de venir aquí, a los lugares de Don Bosco. Y estar aquí, además de vivir ese regalo, se convierte en un reto, en un desafío para seguir revitalizando mi vocación y llenando de vida color y carisma nuestra casa. Me está sirviendo para darme cuenta de la grandeza del carisma que tenemos, para ver cómo sigo aportando ese granito de arena, para seguir creciendo y sobre todo para ayudar a crecer a los chicos, a los compañeros y a la casa”.
El sentido de Dios, de la oración
Todos los participantes coinciden, y han podido comprobar en este viaje, que Don Bosco era un hombre de Dios para quien la oración era un pilar. “Además de conocer su entorno y las personas importantes. Nos ha permitido también acercarnos a la espiritualidad salesiana, poder orar en los centros de culto que se crearon en torno a Don Bosco”, explica Oskar Pérez, de Misiones Salesianas en la zona norte. José Luis Rodríguez de Salesianos Carabanchel hablando de las personas que influyeron a Don Bosco en su forma de ser afirma: “Cada día he descubierto cosas nuevas y, sobre todo, las personas que le influyeron. Destaca su madre, Mamá Margarita, gran mujer y artífice de toda esta obra”.
“Don Bosco es un hombre de Dios, profundamente humano. Para Don Bosco todo era providencia y su pasión fueron los jóvenes y nada le paraba para conseguir su sueño. Superaba todos los miedos. Un hombre valiente y quizá hasta temerario… pero él se fiaba de la providencia. Se desgasto por los jóvenes, deberíamos aprender de él, no perder el norte que son nuestros jóvenes y niños”, completa Nieves Barragán del Colegio Salesiano Hermano Gárate de Ciudad Real.
Vocación por los jóvenes más necesitados
En la mitad de la semana han revivido el discernimiento vocacional que realizó Don Bosco y su elección por los jóvenes más necesitados. Y en ese ver la historia del santo turinés veían reflejados sus lugares de origen, sus colegios y a sus chavales. Nos lo cuenta Nacho de Logroño.
Nacho Sainz
Orientador y Director Pedagógico de ESO en Los Boscos (Logroño)
Han sido días excepcionales en Turín, conociendo la vida de Don Bosco. Impregnándonos de toda la experiencia vital y enseñanzas que pudo dejar aquí. El valor de esta experiencia es vivir en primera persona en los lugares donde Don Bosco creció, nació e hizo sus primeras obras. Me ha conectado mucho con el tipo de familias y alumnado que nosotros tenemos en nuestro Centro porque son familias de clase baja, con problema de migración, familiares, con dificultades y necesidades educativas importantes. Me ha conectado mucho con los niños de Don Bosco.
Valor espiritual de la amistad
Han trabajado en cuáles son los rasgos que caracterizan al educador salesiano, y también en la amistad como servicio, el reconocimiento de amigos ejemplares y amistades espirituales.
“Me ha servido para revitalizar mi fe, revitalizar que soy salesiana y allá donde vaya se tiene que notar esa forma de ser salesiana No solo impartir una clase, una materia. Como educadores debemos acompañar. Hacer realidad un sueño que tiene más de 200 años”, explica Laly de Aranjuez.
Constantino De la Varga, salesiano en Burgos que acompañaba la expedición explica que es un grupo que tienen muy interiorizado y asumido su ser como educadores salesianos motivo por el que han vivido la experiencia con gran pasión e ilusión. Queriendo conocer más como fue Don Bosco y lo que hizo.
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