El hambre, punta del iceberg de la desigualdad y de la pobreza

14 octubre 2022

Misiones Salesianas

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La guerra en Ucrania, la pandemia y el cambio climático sitúan a una de cada diez personas en situación de pobreza extrema en el mundo.

Runy, Oleg, Marlene, Yazmín, Nirek… son menores de edad que viven en distintas partes del mundo y que han experimentado la pobreza y el hambre en los últimos meses. “La pandemia impidió trabajar a mis padres y tuvimos que sobrevivir con lo que nos proporcionaban los misioneros salesianos”, recuerda Marlene desde Perú. Yazmín, desde Guatemala, explica que “una tormenta tropical nos dejó sin casa y lo perdimos todo”. A Oleg la guerra en Ucrania lo ha alejado del colegio y de sus amigos y tuvo que huir con su madre y su hermano pequeño a Polonia, mientras que Nirek la mayoría de los días sólo come una vez al día, y lo hace en la escuela salesiana a la que va en Chennai (India)… Son historias que revelan la desigualdad y la supervivencia a la que se tienen que enfrentar millones de personas a diario.

El hambre en el mundo ha aumentado hasta alcanzar los 828 millones de personas, casi 50 millones más que en 2020 y 150 millones más desde el comienzo de la pandemia mundial de coronavirus. A estas cifras hay que sumarle que alrededor de 2.200 millones de personas no tienen acceso a servicios de agua potable4.200 millones no cuentan con servicios de saneamientos seguros, 3.000 millones carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos y 1.300 millones de personas viven con menos de 1 euro al día.

“Cuando parece que estamos superando el coronavirus y que el mundo recobra la normalidad, tenemos pendientes otras pandemias, como la pobreza y el hambre, a las que también debemos hacer frente con la misma determinación”, asegura Luis Manuel Moral, director de Misiones Salesianas.

El cambio climático contribuye al aumento de la pobreza y el hambre. La sequía en el Cuerno de África es la peor registrada en 70 años, mantiene a 80 millones de personas al borde de la hambruna, y sólo en Kenia, Somalia y Etiopía hay 7 millones de menores que sufren desnutrición aguda.

Cada día mueren 24.000 personas en el mundo por la pobreza y el hambre. La pandemia también contribuyó a empeorar la situación de los colectivos más desfavorecidos y ha agravado las desigualdades. Por primera vez en 20 años ha aumentado la pobreza extrema y las previsiones desalentadoras establecen que 670 millones de personas seguirán sin poder tener una buena alimentación al final de la década, lo que nos aleja del objetivo de hambre cero marcado por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Ante la conmemoración, el domingo, del Día Mundial de la Alimentación, y el lunes de la Jornada para la Erradicación de la Pobreza, desde Misiones Salesianas estamos convencidos de que la educación es clave para transformar la vida de los niños, niñas y jóvenes más desfavorecidos y que abandonen el círculo vicioso de la pobreza. Asistir a la escuela les permitirá adquirir buenos hábitos de higiene, conocer sus derechos, recibir una alimentación sana, aspirar a cumplir sus sueños profesionales y contribuir al desarrollo de sus comunidades.

Más de 1,2 millones de menores y de jóvenes que asisten a escuelas, centros juveniles y centros de formación profesional salesianos en 134 países saben que es posible dejar atrás la pobreza y convertirse en los protagonistas de su futuro gracias a una educación de calidad.

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