El presente pertenece a los jóvenes: “¡Atrévanse a soñar a lo grande!, hoy”

7 febrero 2018

Jesús Jurado

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Al problema de que hoy se “alarga la juventud”, se une la “imposibilidad de realizar el proyecto de vida”. Y un joven sin proyecto de vida es un joven sin vida, sin futuro.

Artículo de Jesús Jurado, de la Agencia de Noticias Salesiana, publicado en la sección «Don Bosco por el mundo» del Boletín Salesiano de España del número de febrero de 2018.

“Los jovenes son el futuro”, era un tópico común y recurrente hace algunos años. Recuerdo al Santo papa Juan Pablo II decir muchas veces: “Vosotros (jóvenes) perteneceis al futuro, y el futuro os pertenece”.

Vuelvo la mirada al pasado y me encuentro con el mensaje del Concilio Vaticano II de 1966. Vosotros jóvenes “vais a formar la sociedad de mañana”, porque vosotros perteneceis a “esa sociedad que vais a constituir”.

Vuelvo la mirada al presente y escucho al papa Francisco que hace más referencias al presente. Pareciera que habla en un lenguaje ‘presentista’, pero no por ello sin referencias al futuro. Les invita a “los jóvenes a ser protagonistas de sus vidas y de la historia”, “dejando una huella”, ahora, y no mañana. Les insiste que no le teman al futuro: “¡Atrévanse a soñar a lo grande! A ese sueño grande los quiero invitar hoy”. Y me nace una pregunta: ¿Una perspectiva nueva en el mensaje a los jóvenes? Sospecho que hay mucho de verdad. ¿Por qué? “Porque nunca ha habido en estudios de la juventud –escribe Martín y Valverde– tanta gente joven que piense que el futuro es imprevisible, que lo mejor es vivir al día”.

Los jóvenes son eternos jóvenes

Los jovenes de hoy “parecen eternos jóvenes”. Huyen de todo, y huyen de manera directa de la capacidad de optar por algo, comprometerse de por vida. Pero hay algo que es más preocupante: “La juventud experimenta serias dificultades para poder desarrollar un proyecto de vida”-escribía V. Reloba-. Al problema de que hoy se “alarga la juventud”, se une la “imposibilidad de realizar el proyecto de vida”. Y un joven sin proyecto de vida es un joven sin vida, sin futuro.

“Los buenos maestros y los buenos padres son temporales –escribía A. Cury– mientras que los maestros fascinantes son inolvidables”. Si vivimos en el aquí y ahora, cada momento es una sorpresa, cada instante una nueva maravilla. Ser padres, ser maestros fascinantes es enseñar a los jóvenes a vivir el presente sin olvidar el futuro, porque sin futuro, sin un proyecto, sin una esperanza en el más allá, no seremos auténticamente humanos –escribía el psiquiatra P. Ferrucci.

En la actualidad los jóvenes han prolongado el periodo de ser jóvenes por la influencia negativa de diversos factores sociales, económicos y culturales. “La adolescencia es una de las etapas de la vida más extensas y más estresantes que en las épocas anteriores, ya que se dilata hasta la indefinición”, escribía C. Mingote. Me he preguntado como educador: ¿Qué hacemos para que los jóvenes no sean eternos jóvenes?

Es hermoso constatar que hay jóvenes que viviendo el futuro dejan huellas en el presente. Tres brevísimas historias.

Beatus Volkmar, misionero de Indonesia.Mi interés como misionero comenzó con un artículo sobre las aventuras y el arduo trabajo de los salesianos en Sudán que están comprometidos con los pobres y los más desfavorecidos. Me motivó a ser misionero y escuchar la voz de Dios que me decía no tengas miedo, haz lo que puedas. ¡El resto, Dios lo completaría!”.

Rosario Leandro, en medio de los pobres. “Empecé a tener una vida espiritual y de apostolado en medio de los barrios pobres y un día me pregunté: Dios, ¿por qué me regalaste tanto y a ellos tan poco? Si a mí me dio mucho, me lo dio para compartir. Comencé a valorar muchas cosas. Y comencé a dar clases de ‘fútsal’ a los muchachos con síndrome de Down, participé en una experiencia en la cárcel de menores y me pregunté si no quería eso para toda mi vida. Y decidí”.

Lothar Wagner, salesiano coadjutor. Se encuentra en Liberia desde hace un año, trabajando en medio de menores marginados, los “niños del cementerio” de Monrovia, niños que duermen en las tumbas del cementerio. “Doy mi vida por los muchachos y estoy con ellos día y noche”.

Pie de foto: Lothar Wagner, salesiano coadjutor, trabaja en Monrovia (Liberia)».

Más información en: www.boletin-salesiano.com

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