Millones de jóvenes en el mundo sufrieron en los últimos dos años el cierre de sus escuelas por la pandemia. Más de 20 millones aún no han regresado a las aulas. Asha, en Burundi, tuvo que contribuir a la economía familiar vendiendo en la calle y no volvió a escuela; Marala, otra joven de Bangladesh, tuvo que empezar a cuidar a sus hermanos menores y no se matriculó en el último curso de peluquería, y Jonás, un joven peruano, empezó a trabajar en un pequeño taller familiar antes de terminar la escuela técnica, “porque la pandemia nos dejó sin ingresos y apenas teníamos para comer”.
Más de 1.200 millones de personas en el mundo son jóvenes entre 15 y 24 años, pero la pandemia ha dejado entre sus consecuencias el aumento de las cifras de desempleo juvenil. Casi el 14% de los jóvenes no consigue un empleo y el 21,5% no estudia ni trabaja.
A esta realidad se enfrentan a diario los misioneros salesianos en más de 130 países, y su respuesta, en el Día Internacional de la Juventud (que se celebra el 12 de agosto), es un compromiso con la educación y la formación de calidad para que los jóvenes tengan herramientas para salir de la pobreza y convertirse en agentes de cambio y de desarrollo en esta nueva época de pospandemia.
Más de 200.000 jóvenes reciben en la actualidad formación técnica en alguna de las más de 830 escuelas profesionales salesianas que hay en el mundo. “La pandemia ha vuelto a mermar las oportunidades educativas y laborales de los jóvenes, pero nuestro mensaje es que estamos a su lado y que apostamos por ellos para que reciban una educación de calidad y sean los protagonistas de su futuro”, explica Luis Manuel Moral, director de Misiones Salesianas.
Los resultados de una oferta educativa completa, profesional y de calidad están ahí, ya que el 85% de los alumnos en centros salesianos encuentran un empleo al terminar sus estudios y más del 65% logra un contrato indefinido.
Ante la celebración, el día 12, del Día Internacional de la Juventud, Misiones Salesianas quiere reivindicar el papel fundamental de los jóvenes en el presente y el futuro de la sociedad. Para ello, es necesario que tengan acceso a una educación de calidad y que encuentren empleos estables para poder vivir con dignidad. Es fundamental, también, el compromiso de los gobiernos para protegerlos, fortalecer el papel de la juventud y apoyar su participación en la toma de decisiones para construir un mundo más justo, equitativo y saludable en esta etapa de pospandemia que afrontamos.
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