¿Está en crisis el ser voluntario?

24 enero 2019

El otro día en un medio de comunicación nacional me realizaban esta pregunta, preguntándome por los animadores y animadoras de nuestros centros juveniles. Pregunta que, muchas veces, he escuchado en muchas reuniones y encuentros.
El voluntariado es un fenómeno de una importancia vital hoy en día, un movimiento arraigado y muy extendido. Pero también se trata de un movimiento plural, vivo y que debe de estar en evolución constante.
El perfil de nuestro voluntario/a ha ido cambiando. Más Jóvenes de edad, menos duración, menos militancia, de la motivación y compromiso más débil e inconstante, más actividad y menos proyecto. Es preciso que las personas voluntarias sean las primeras convencidas de la importancia de la acción social voluntaria, y sean las primeras en saber dar razón de lo que hacen, desde dónde, para quién y por qué lo hacen. Partimos de la realidad de que, en el contexto actual del voluntariado, hay ciertos elementos a los que nosotros damos una vital importancia, pero que cada vez cuesta más el mantenerlos. Nosotros seguimos apostando por un voluntariado concienciado, que supere otros estilos de voluntariado más “lights” sin ninguna incidencia en su vida creyente, personal o social.
La participación social y el voluntariado no son fenómenos nuevos. Desde siempre han existido movimientos que han intentado dar respuesta a necesidades propias y ajenas, públicas y privadas, y que se han caracterizado por dinamizar una ciudadanía activa y plural.
Así, el voluntariado ha experimentado en los últimos años un desarrollo constante tanto cuantitativo como cualitativo, siendo su repercusión social cada vez mayor. Por ello es un fenómeno amplio, heterogéneo y complejo.
Fruto de esto es que en los últimos años las organizaciones de voluntariado se han encontrado de frente con una realidad que las está obligando a replantearse tendencias y comportamientos que venían desarrollando. Y es ahora cuando toca reconocer estas nuevas formas y acciones de voluntariado, y adaptarse a las mismas.
Actualmente nuevas formas de voluntariado, como el plurivoluntariado, el cibervoluntariado, la dedicación puntual, el voluntariado como salida laboral, la falta de “militancia” en el sentido tradicional, el voluntariado corporativo, etc. son los desafíos a los que las entidades de y con voluntariado deben enfrentarse.
En la actualidad la participación está llegando hacia un modelo de colaboración social, más basado en la propia realización personal y que es fruto de la ética de la responsabilidad particular de los ciudadanos. Esta responsabilidad se traduce según Natxo Arnáiz, de la Fundación EDE, en una participación parcial en un proyecto, con una dedicación e implicación mucho más puntuales y más centradas en las tareas concretas, siendo clave el atractivo de la actividad a realizar, por encima de los objetivos e ideales puros y duros. No se quiere en general, asumir el peso de gestionar un proyecto, sino encontrar una entidad (atractiva, grande y con prestigio a ser posible) en la cual poder canalizar su responsabilidad social.
Cuando pensamos en los animadores, voluntarios de nuestros centros a algunos les viene a la cabeza inmediatamente que son aquellos que desempeñan “funciones” como organizadores de actividades, guías de grupos, de programas y de proyectos, de campamentos y actividades de tiempo libre. A veces nos puede dar la sensación generalizada que bastan dotes de comunicación y organización, espíritu joven, iniciativa, entusiasmo, cordialidad, decisión, interés por los niños y jóvenes para comenzar en nuestras tareas de animación, y sin embargo el tiempo y la realidad se encargan de hacer aflorar dificultades, límites, matices…. Porque la animación se entiende, muchas veces, como un simple quehacer, un “hobby” que se asume cuando a uno “le sobra tiempo” cuando es joven, y se deja cuando aparecen otros intereses más fuertes. No sería un camino para nuestros centros juveniles. La animación, el compromiso, se fundamenta en motivaciones de gran calado humano, social, de fe (si uno es creyente). Todos somos conscientes que no basta la buena voluntad.
Yo creo que el voluntariado no está en crisis. En crisis estamos nosotros y nuestras entidades. Todo un reto de crecimiento.

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