Queridos hermanos:
«Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerJa de vida que ha penetrado el mundo. Vemos injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que no cesan. Pero también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo. Esa es la fuerza de la resurrección y cada evangelizador es un instrumento de ese dinamismo»
En aquel pasado Jesús se encontró con María y le preguntó por qué lloraba. Se acercó a Simón y por tres veces le interrogó si le quería. Salió al encuentro de los dos de Emaús para ayudarles a releer su historia. La vida de esas personas quedó transformada para siempre.
En este presente, aquí y ahora, también Jesús sale a nuestro encuentro. Como pasó entonces, su Resurrección puede transformar a quienes le esperan o en cambio, puede pasar inadvertida para los que se empeñan en seguir con sus esquemas pese a lo inaudito de que el sepulcro esté vacío.
Jesús hoy nos dice a cada uno: ¡No tengáis miedo! Él quiere transformar las incertidumbres que nos rodean, las inseguridades que nos acompañan o la fragilidad de las situaciones que tenemos que capear en la vida. Así es, el encuentro con Jesús nos fortalece ante cualquier miedo que pueda paralizar nuestro ánimo y bloquear nuestra entre a.
Jesús nos da de nuevo su propio espíritu y nos grita: ¡Paz a vosotros! Una paz profunda, que nada, ni nadie nos podrá quitar. Una paz que es su regalo, el fruto de ese perdón que sana desde dentro. Una paz que genera fraternidad y aleja el desaliento de nuestras vidas.
Jesús nos sigue enviando a Galilea, al lugar de los orígenes, de la convivencia y de la vida cotidiana. Allí, en cada una de nuestras comunidades, quiere que como Él si amos pasando por la vida haciendo el bien y dando una buena noticia a todos los que se encuentran oprimidos por cualquier expresión del mal que hay en nuestro mundo.
No tengáis miedo. Paz a vosotros. Id a Galilea y allí me veréis. Que el encuentro personal con Jesús, en este Domingo de Pascua, renueve nuestra vida y nuestra misión para ser sus testigos en cada momento de nuestra vida. Con afecto, para todos: ¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!
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