Las informaciones y testimonios que llegan desde Gaza describen escenas de hambruna, colapso sanitario, desplazamiento masivo y víctimas entre bebés, niños y niñas, mujeres embarazadas, ancianos y personas vulnerables. Ante esa realidad, el deber moral y humanitario es claro: proteger la vida, garantizar la asistencia urgente y respetar el Derecho Internacional Humanitario.
Denunciamos la imposición de restricciones que impiden la llegada de alimentos, medicinas y combustible, y condenamos los ataques indiscriminados que han causado destrucción, muertes y mutilaciones entre la población civil. Pedimos a las autoridades competentes que actúen con determinación para abrir corredores humanitarios seguros y garantizar la protección de periodistas, personal sanitario, cooperantes y población civil.
Cuidar al más débil y defender la vida
No se trata de tomar postura partidista, sino de recordar la obligación básica de toda comunidad humana: cuidar al más débil y defender la vida. Por eso apoyamos y nos sumamos a los comunicados y llamamientos de distintas instituciones religiosas, organizaciones humanitarias y organismos internacionales que exigen el respeto del Derecho Internacional y la entrada de ayuda a toda la población de Gaza.
Exigimos, además:
- Que se permita de inmediato la entrada de toda la ayuda humanitaria necesaria para evitar muertes por inanición y colapso sanitario.
- El cese de bombardeos sobre zonas civiles y la protección de instalaciones sanitarias, religiosas y de refugiados.
- El respeto y la plena aplicación del Derecho Internacional Humanitario y de los derechos humanos.
- Que la comunidad internacional redoble sus esfuerzos diplomáticos y humanitarios para poner fin al sufrimiento y avanzar hacia soluciones justas y duraderas.
Como recoge la Escritura —“¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del chico…” (Gn 21,17-18)— hacemos un llamamiento a la compasión y a la acción: que nuestras manos se conviertan en auxilio efectivo y no en indiferencia.
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