Los Salesianos en España desean una feliz Navidad

24 diciembre 2018

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Los provinciales salesianos de España invitan a comprometerse con el misterio de la encarnación y a dejarse envolver por la alegría salvadora de Dios.

Los Salesianos en España quieren transmitir sus deseos de felicitación por la Navidad. Y lo hacen con el compromiso de seguir mostrando a Jesús el Salvador, que nace hoy, a través de la educación y la evangelización de los niños y los jóvenes, en especial los más necesitados. En estos días, los dos provinciales de las inspectorías de Salesianos en España han invitado a vivir desde la fe, como la Virgen María, la Navidad.

La encarnación, semilla de plenitud
“El misterio de la encarnación significa que la semilla de la divinidad ha sido sembrada en nuestra vida. En cada uno de nosotros está sembrada la semilla de la divinidad, es decir, la semilla de la plenitud”. Con estas palabras, el provincial de Salesianos Santiago el Mayor, Juan Carlos Pérez Godoy, recordaba que “Jesús se ha hecho uno de nosotros para redimirnos y salvarnos, y hacernos partícipes de esa redención y esa salvación”.

Para Pérez Godoy, la forma de hacer brotar la semilla de la plenitud es seguir ayudando a los niños y los jóvenes con la labor educativa y evangelizadora que realizan miles de personas vinculadas a los Salesianos en España.

La alegría de la revelación de Dios
“Por amor, por puro amor, realiza nuestro Dios este gesto de abajamiento hasta hacerse uno de nosotros”, recuerda Ángel Asurmendi, provincial de Salesianos María Auxiliadora. Tal como señala, “cuando Dios se muestra, siempre hay una revelación de alegría. Isabel, la estéril, da a luz. Zacarías, el incrédulo, profetiza. Juan, el no nacido, salta en el seno de su madre. José, que era solo un hombre bueno, entiende los misterios de Dios. María, la virgen, se hace madre sin dejar de ser virgen. Los pastores, los despreciados, cuya palabra no tenía ni siquiera valor en los juicios, se convierten en conversadores con los ángeles. Los magos abandonan su reino, dejan su tierra y todo lo que tienen. Simeón, el viejo, deja de temer a la muerte. Es la alegría, es la locura de la alegría. Nadie sabe explicarla, pero todos la viven y se sienten inundados por ella”.

Por eso, “mi mejor deseo para esta Navidad es que nos dejemos envolver por esta alegría salvadora de Dios capaz de transformar nuestras vidas”.

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