El viernes 22 de octubre, el Santo Padre Francisco volvió a manifestar su gran cariño hacia la Familia Salesiana acudiendo a la Casa General de las Hijas de María Auxiliadora (FMA) en Roma para encontrarse a las religiosas que participaron en el XXIV Capítulo General del Instituto FMA.
El Pontífice exhortó a las hermanas a estar en guardia contra la mundanalidad espiritual, a recurrir siempre a la riqueza del carisma, a cultivar el espíritu de familia y a ser comunidades generadoras al servicio de los jóvenes y los más pobres.
Acogida y cariño salesiano
Con un prolongado aplauso, las capitulares dieron la bienvenida al Pontífice cuando entró en la Sala Capitular. La Madre General, Chiara Cazzuola, dirigió un cordial saludo al Papa, agradeciéndole su presencia y expresándole la alegría estar “en casa” con el Sucesor de Pedro:
«Estamos casi al final de nuestro XXIV Capítulo General, en el que reflexionamos sobre el tema «Haced lo que Él os diga «(Jn 2,5). Comunidades que generan vida en el seno de la contemporaneidad”.
“Fue un proceso muy exigente y estamos seguras -prosiguió la Madre General- de que la presencia de María, madre, maestra y auxilio poderoso nos guía, como lo hizo en estos 150 años de historia del Instituto FMA. Y que nos llama a una regeneración en el Espíritu Santo que hace que nuestras Comunidades Educadoras sean generadoras de nueva vida”.
La Madre Cazzuola precisó que “nosotras sentimos como FMA, el deseo de una profunda renovación vocacional para realzar la alegría y la belleza de la llamada de Dios. El encuentro hoy, Santo Padre, es para nosotras, para nuestro Capítulo, una invitación a tener más fuerza vital, más entusiasmo, más coraje evangélico para vivir el mandato que la Iglesia nos confía”.
Palabras alentadoras de Francisco
A continuación, el papa Francisco, con su estilo sencillo y familiar, dirigió su palabra a las capitulares, valorando la centralidad de María en la reflexión capitular y las invitó a hacer como ella: “Nunca apropiarse de algo para sí mismas, e indicar siempre a Jesús”.
Luego alentó a seguir dando el servicio que realizan las FMA en todo el mundo, especialmente en el actual contexto social multicultural y multirreligioso, aún hoy marcado por la pandemia.
Centrándose en el objetivo del Capítulo –Despertar la frescura original de la fecundidad vocacional del Instituto– el papa Francisco ilustró los desafíos y la belleza de la vida consagrada, sin negar «las fragilidades y penurias presentes en las comunidades», pero al mismo tiempo enfatizando la posibilidad de vivir precisamente dentro de ellas “un kairós, un momento propicio para ir a las raíces carismáticas”.
El Santo Padre recordó los peligros de la «mundanidad espiritual», esa actitud sutil y perniciosa que, sin generar escándalos evidentes, acaba cerrando horizontes y quitando la paz; e indicó como salida el retorno y la renovación del carisma que «es una realidad viva, no una reliquia embalsamada» (…) Es la creatividad la que da fidelidad al carisma. Este es el camino de la Iglesia que nos han mostrado los Santos Papas del Concilio y después del Concilio”.
Por ello, también destacó la necesidad de hacer crecer comunidades entretejidas con relaciones intergeneracionales, interculturales, fraternas y cordiales. “Para ello, pueden inspirarse en el espíritu de familia que caracterizó a la primera comunidad de Mornese”; e indicó el ejemplo de las «primeras Hijas de María Auxiliadora» y los primeros salesianos comprometidos en los suburbios de las metrópolis de América Latina. “Cuando llegaron a Buenos Aires, esa es la belleza de los primeros salesianos, no se fueron a los barrios burgueses, no, fueron a buscar en las fronteras… ¿Qué atrae a una vocación? La santidad, el celo” aseveró.
Concluyendo, invitó nuevamente a cultivar la ternura y la cercanía hacia los jóvenes, habló de la oportunidad de renovación que constituye el 150 aniversario de la fundación del Instituto y concluyó: «No se olviden de la gracia de los orígenes, la humildad y la pequeñez de los inicios que hicieron transparente la acción de Dios en la vida y en el mensaje de quienes, llenos de estupor, iniciaron este camino. María Auxiliadora las ayudará: ¡ustedes son sus hijas!”.
Clausura del Capítulo con el Rector Mayor
El domingo 24 de octubre, las Salesianas concluyeron su XXIV Capítulo General en su Casa General, que comenzó el 11 de septiembre de 2021. Durante los 44 días de escucha, oración, diálogo y discernimiento, las 172 capitulares eligieron como nueva Madre General, a la Madre Chiara Cazzuola, a sus hermanas que la acompañarán en el Consejo General, y reflexionaron juntas sobre cómo ser «Comunidades que generan vida en el corazón de la contemporaneidad».
Al final de la mañana de este domingo, don Ángel Fernández Artime, X Sucesor de Don Bosco, presidió la solemne Eucaristía de clausura del CG XXIV. En la introducción se recordó a través de signos y gestos, la historia de las Bodas de Caná, ícono que acompañó el evento capitular desde su preparación y que ahora sigue siendo un hilo conductor del Documento Capitular.
Luego, en su homilía, el Rector Mayor, dirigiéndose a las capitulares, expresó: “Habéis vivido un tiempo abundante de Espíritu Santo y de Gracia, un enriquecimiento personal, de profundas convicciones que ahora se convierte en un compromiso de todos para compartir y testimoniar. Al ser fieles al carisma salesiano estáis llamadas a ser vida para muchos, luz en la misión entre los más pobres, caricia de Dios para los más lejanos y necesitados de humanidad y de cercanía. El Capítulo comienza ahora, seguiremos caminando juntos colaborando con la creatividad del Espíritu Santo en la misión educativa salesiana”.
Con la Eucaristía, las palabras finales de la Madre General y las tareas del Secretariado, se concluyó el XXIV Capítulo General.
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