Primera escuela salesiana en Rumanía

12 septiembre 2022

ANS / Daniel Díaz-Jiménez

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Más de 25 años de presencia salesiana han sido necesarios para inaugurar un colegio en Rumanía. En concreto, en la ciudad de Bacau, una de las dos casas salesianas en el país.

Una gran alegría recorrió la comunidad salesiana en Rumanía el pasado 5 de septiembre. El nuevo colegio salesiano “Juan Bosco” en Bacau abrió sus puertas. Se trata de la primera escuela salesiana abierta para la educación de niños, adolescentes y jóvenes en Rumania para dar respuesta a los numerosos desafíos de la sociedad actual.

En la obra de Bacau (ciudad del noreste del país con unos doscientos mil habitantes, en su mayoría ortodoxos) los Salesianos cuentan con varias realidades, pero faltaba la escuela: los salesianos presentes animan un oratorio, un centro juvenil, un centro diurno para menores y un centro de orientación vocacional; conducen cursos de especialización y perfeccionamiento, cursos para animadores parroquiales; y animan un importante campamento de verano que reúne cada año a muchos niños, adolescentes y jóvenes, además de las actividades extraescolares.

Por este motivo, la escuela salesiana ofrecerá a los jóvenes, a partir de ahora, una educación integral centrada en tres aspectos: en primer lugar, la educación de la conciencia; en segundo lugar, la afectividad y, por último, la dimensión social necesaria para el desarrollo de las capacidades adquiridas del alumnado. Como cualquier centro educativo salesiano en el mundo, la educación, el amor y la fe se encuentran entre los valores que sustentarán esta nueva escuela.

Para los Salesianos, presentes en Rumanía desde 1996 y con su primera casa salesiana en Constanza desde el año 2000, la nueva escuela es un paso importante. “Es un proyecto esperado por la gente y en el que llevamos dos años trabajando, para preparar las aulas y obtener toda la documentación necesaria. Queremos ofrecer algo diferente, basado en los valores cristianos y en el Sistema Preventivo de Don Bosco. Pero seguirá siendo una escuela abierta a todos, independientemente de la pertenencia religiosa o social de los alumnos, en un ambiente familiar”, comentó Iosif Ilies, director de la comunidad salesiana.

Una inauguración sencilla

El primer día de la apertura oficial de la escuela fue muy especial. La primera clase del Centro contó con 12 niños, que llenos de emoción y alegría, vestidos con su primer uniforme escolar, entraron junto a sus padres en la clase para iniciar su camino educativo, según la pedagogía salesiana. Tras el sonido del timbre, señal del comienzo de la primera clase, los pequeños estudiantes realizaron diversas actividades didácticas junto a su docente, la profesora Daniela Fodor.

Iosif Ilies dirigió unas palabras a las personas presentes en el acto. Haciendo un símil entre el sueño de los 9 años de Juanito Bosco y la obra de Bacau, habló sobre el camino hacia lo más alto de la montaña: esta clase de los más pequeños está a sus pies, mientras que la cumbre hacia la que comienzan a ascender es el octavo curso, con el que se completa todo su ciclo escolar. Para llegar a la cima se necesita el apoyo de las oraciones de todos.

Además, la directora de la escuela, la profesora Danisia Dumea, destacó la importancia de la comunicación y de la participación conjunta de todos los actores responsables de la educación de los niños: la escuela, la familia, la iglesia y la sociedad.

En la apertura del colegio estuvieron presentes además Monseñor Petru Sescu, obispo auxiliar de la diócesis de Iasi, y el párroco, Eduard-Mihai Cosa. El obispo auxiliar ofreció un pensamiento alentador, recordando su vínculo profundo con San Juan Bosco, su ejemplo sacerdotal.

Fue una celebración sencilla, vivida en un ambiente familiar, donde se compartió el sueño de Don Bosco, santo protector de los jóvenes.

Pendientes de Ucrania

Pero los Salesianos en Rumanía no pierden de vista lo que sucede cerca. De hecho, Iosif Ilies dijo que la comunidad permanece atenta y activa también para brindar ayuda a los refugiados ucranianos desplazados por la guerra. “Bacau es una ciudad de paso, pocos se detienen aquí y las estructuras de la ciudad cubren sus necesidades. Se ayuda con el servicio de voluntariado donde hace falta y mediante la recogida de materiales para los refugiados. Los Salesianos hospedan y hacen participar a los niños ucranianos en las actividades del día a día”, concluyó el director de la comunidad salesiana.

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