El 1 de junio a las 7 de la tarde en el Santuario de María Auxiliadora de Atocha será ordenado diácono, junto con su compañero Rubén Escribano que se convertirá en sacerdote.
El 24 de junio de 2017 hacía su profesión perpetua que como él mismo expresaba ahora hace casi un año fue decir “Sí para toda la vida, a aquello con lo que Dios me soñaba”. Mañana da otro paso más “pero no es un paso intermedio”, afirma Ramón, “hacerse diácono es una actitud para toda la vida. El sentido de servicio no desparece cuando te ordenas como sacerdote”.
Para llegar a la ordenación tanto Rubén Escribano, el otro salesiano que en la misma ceremonia será ordenado sacerdote, como Ramón han trabajado intensamente en su formación. Ramón nos aclara “hay dos líneas formativas, así lo veo, la inmediata que hemos vivido en la Comunidad del Teologado a través de la reflexión que vamos realizando, acompañados y acompañando, la acción formativa comunitaria y mis estudios de teología. Es importante pero no única, destaco también la que hemos venido teniendo durante todos estos años desde que dimos el paso de ser salesianos hasta llegar al día de hoy, nuestra trayectoria”.
Le hemos preguntado sobre las personas que han sido referentes en este camino “sería injusto dar nombres, me dejaría a alguien seguro. Creo que todas las personas con las que hemos convivido forman el ecosistema que permite que tomemos esta opción vital. Cada persona en su sitio. Es todo el conjunto, todos y cada uno”.
Recuperamos el video que grabó el año pasado cuando realizó su profesión perpetua donde respondía a la pregunta ¿Qué quiere Dios de mi?
Lo afirma en el día de hoy, “en la normalidad, en los momentos buenos o no tan buenos, en situaciones especiales, a través de las personas que me rodean, de los jóvenes (sobre todo de ellos) veo lo que quiere Dios de mi, sobre todo en el día a día, y siempre en relación con los demás”.
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